Fuentes de boca

Las fuentes de agua para consumo, también conocidas como fuentes de boca y las de riego en la Casa de Campo siempre fueron uno de los principales alicientes naturales de la finca.

La Casa de Campo como era costumbre antiguamente contó con sus propios zahoríes. Un zahorí, a veces llamado radiestesista o buscador de agua, es una persona que dice que puede detectar elementos ocultos o enterrados, como agua, metales….

Zahorí

Labor innecesaria, la de los zahoríes, en la Casa de Campo por encontrarse agua con facilidad y sin apenas conocimientos.

Durante la II República y ante la necesidad de crear más fuentes, se recurrió a uno de los trabajadores más veteranos de la finca para que indicara, a través de su conocimiento del terreno, en qué lugar podía haber agua.

Fuente republicana de fundición en la Casa de Campo 1932

Hay que diferencial la Casa de Campo de los Austrias y la de los Borbones a la hora de hablar de fuentes en general.

Una de las primeras actuaciones de Fernando VI recién nombrado Príncipe de Asturias (1725) fue construir una fuente, posiblemente en honor a su nombramiento.

Las fuentes a partir del siglo XVIII y por el carácter que tomará la Casa de Campo serán para abastecimiento de agua a las personas y a la caza. Las ornamentales no se aumentarán y ya en la segunda mitad del siglo XIX se reducirán progresivamente, sobre todo las más importantes como la del Águila Bicéfala que se llevará al Escorial.

Después de inaugurado el Canal de Isabel II en junio de 1858 siete años más tarde y según el censo  Madrid contaba en el casco de la población con 74 fuentes: 27 destinadas para aguadores, 30 para vecindad y 17 de ornato público o recreo: el número de las bocas de riego ascendían a 482. En las afueras había 20 fuentes: 2 de aguadores, 5 de vecindad y 13 de ornato. Y, por último, en la Real Casa de Campo había 11 fuentes de ornato en los puntos reservados, 12 en la Florida y 6 en el Retiro. En este censo se mezclan bajo el carácter de ornato todas las fuentes.

ORIGEN DEL AGUA EN LA CASA DE CAMPO

La Casa de Campo se asienta sobre el acuífero nº 14, denominado como Terciario Detrítico de Madrid-Toledo-Cáceres, concretamente sobre la subunidad Madrid-Toledo. Los materiales geológicos que conforman este lugar favorecen la infiltración de las precipitaciones hacia el acuífero, de forma que la alimentación de los arroyos se produce sobre todo a partir de pequeñas fuentes de la cuales existen en la Casa de Campo, más de una treintena. De manera general se trata de pequeños manantiales que suelen brotar del contacto de las capas arenosas superpuestas a otras arcillosas poco permeables. Dada la extensión de la Casa de Campo no se puede hablar de reservas propias. Sin embargo, los recursos se pueden estimar en 300 hm3/año, obteniéndose caudales aproximados de 4 litros por segundo a los 90 metros y 10 litros por segundo a los 150 metros.

La textura de los suelos, con un componente alto de arena, le hace permeable y facilita que pasen elementos contaminantes a las aguas subterráneas. De hecho, de acuerdo con los datos del Laboratorio Municipal de Higiene del Área de Sanidad y Consumo del Ayuntamiento de Madrid, las aguas que corren en el Arroyo de los Meaques se catalogan como no potables, mientras que en las aguas subterráneas presentan concentraciones de nitratos y coniformes totales y fecales. A pesar de estos análisis muchos madrileños siguen bebiendo agua en las fuentes manantiales, a pesar de los carteles que indican su no potabilidad.

 La Casa de Campo contó en su historia con un conjunto de fuentes no ornamentales de algunas de ellas sólo nos llegó el nombre. En el inventario del siglo XIX se contabilizaban sólo quince fuentes, seis eran de manantial y nueve de caños que las tomaban de una mina.

De manantial estaban la de la Charca de Rodajos y la del Rejón, en el Cuartel de Rodajos, la del Tejar, la de los Manantiales y la Mineral, en el Cuartel de la Torrecilla y la del Suizo en el Cuartel de Cobatillas.

Las de caño eran; la del Príncipe, la Charca de Húmera, Valsequillo, la de Arriba y la de Abajo todas en el Cuartel de la Torrecilla. En el Cuartel del Portillo estaban la de la Casa de Vacas y la de la Teja. Y por último en el Cuartel de la Cobatilla estaba la fuente del mismo nombre.

Tomar las aguas era una tradición

Los Reyes no bebían agua de cualquier fuente, era un peligro para su salud y un consejo constante de sus físicos. Por eso en la Casa de Campo a pesar de las facilidades que daba el agua para brotar por cualquier lado, había pocas fuentes, la mayoría de otros tiempos cuando estas tierras no eran de la corona y las usaban los labradores. Lógicamente las fuentes eran de manantiales o encauzadas por minas allí donde el agua se requería.

Mina aún con agua

Cuando en mayo de 1931 el Ayuntamiento de Madrid decide abrir la Casa de Campo al público en general, lo primero que la gente echa en falta son fuentes para beber. Aunque se pusieron cisternas en las proximidades de El Lago, no fue suficiente. La Casa de Campo contaba en ese momento con solamente 11 fuentes para el consumo, número que se aumentar con más de 18 nuevas fuentes en menos de dos años.

En 1931 el Ayuntamiento contaba con el suministro del Canal de Isabel II. Para ello emplea una red de tuberías de hierro que partiendo de la zona próxima a la Puerta del Río se ramificaban hasta la Plazuela de los Siete Hermanos al Oeste y rodeando El Lago giraba al norte hasta lo que hoy es la Cantera Municipal.

En esta trayectoria se montaron la mayoría de las nuevas fuentes. Hoy aún se mantienen algunas de ellas.

El estilo de las Fuentes Republicanas y su construcción fueron diseñadas por los arquitectos José de Lorite, Manuel Álvarez Naya y Manuel Muñoz Monasterio y realizadas por los canteros y cuadrillas de obras de la Casa de Campo, los canteros pertenecían a la Cantera Real de la Casa de Campo, no tenía como ahora su propio taller de cantería, sino que trabajaban en el lugar de la obra. Ellos fueron los encargados de modelar los adornos de las fuentes, se construyeron la mayoría en ladrillo enfoscado y piedra de granito y caliza, en principio el enfoscado del cuerpo de la fuente rayado pretendía imitar la piedra y su color, hoy están la mayoría pintadas en rojo pálido.

En este periodo republicano se cuidó muy bien el suministro de agua y hasta el nombre de las fuentes, que a raíz de la instalación de las Fuentes de Pájaros, se utilizaron nombres de aves para nombrar a las fuentes.

Dos fuentes de pájaros se pudieron, una en la Plazuela de los Siete Hermanos y otra en la Glorieta de los Neveros.

Fuente de los Pájaros en la Plazuela de los Siete Hermanos.

Estas fuentes exclusivas para dar de beber a las aves no han llegado a nuestros días, la primera se perdió durante la Guerra Civil 1936-39 y la segunda; la de Neveros, en los años cincuenta cuando la glorieta se empequeñeció. Fueron estas fuentes de fundición adornadas con dos palomas en su vaso superior y con cabezas de pájaros la columna donde se sustentaba el vaso, las que inspiraron a los trabajadores a poner nombres de pájaros a las nuevas que se hicieron principalmente en el Paseo del Piñonero.

Hoy el número de fuentes es superior a cincuenta, pero la mayoría de ellas son simples fuentes en piedra de granito o forja sin mayor importancia. De manantial sólo quedan con caudal importante dos; la del Zarzón y la de la Casa de Vacas, las demás se abastecen del Canal de Isabel II o recuperan un pequeño chorro en época de abundancia.

El ingeniero Antonio Montenegro en un artículo de seis páginas sobre “Alumbramientos de agua en Madrid” en 1906 dice refiriéndose a la zona de la Casa de Campo: “No deja de ser abundante el agua potable en la zona oeste de Madrid, como lo prueban los pozos del Campamento y Casa Blanca del Arroyo de los Meaques, de Somosaguas, de Húmera y de Pozuelo de Alarcón y estos caudales pudieran utilizarse en la parte correspondiente de los alrededores de Madrid, incluso de la Casa de Campo, donde una cañería de 20 centímetros se lleva una respetable cantidad de agua del Lozoya, procedimiento injustificado cuando Madrid no se haya sobrada de la misma”.

Atrás quedaron los tiempos en que Carlos II “El Hechizado” venía a la fuente de Húmera tomar sus aguas, como lo harían siglos después cientos de personas atraídas por sus virtudes medicinales y bajo prescripción médica. Tiempos en que en las calle de Madrid se pregonaba el agua de la Casa de Campo o ya en otro siglo cuando el ingeniero Horacio Bentabol en su Mapa Geológico de la provincia de Madrid de 1906 dice sobre la Casa de Campo: “En la misma Casa de Campo que es la porción de la zona hasta ahora mejor abastecida, el agua es insuficiente para el riego de las parcelas que están sometidas al cultivo agrícola; por lo cual se aumenta con las del Lozoya, que por una fuerte tubería llega a un depósito elevado, sito cerca y al  suroeste de la línea de ferrocarril del Norte”.

Bueno es para ilustrar la toponimia que sepamos algunos de los nombres que ostenta u ostentaron las fuentes de la Casa de Campo:

ABAJO, ABREVADERO, ACERO, ÁGUILA, ALCUBILLA, ANTEQUINA, ARCABUCEROS, ARRIBA, ARTILLERÍA, BARRIADA, BOLAS, CACERA, CAÑOS, CARDENAL, CASA DE VACAS, CASÓN, CHARCA DE RODAJOS, CHARCA, CHORRITO, COBATILLAS, CONCHA, CORREGIDOR, COTORRA, CUATRO CAMINOS, CUBAS, CULEBRA, DANTE, DIOS DE LAS AGUAS, EL BATÁN, ERMITA, LOS CAÑOS, GORRIÓN, GRUTA, HIERRO, HÚMERA, ISABEL II, JUNQUERA, LORO, MADERO, MANANTIALES, MINERAL, MIRLO, MORERAS, NEPTUNO, NEVEROS, NIÑO, PAJARITO, PÁJAROS, PEQUEÑO TRITÓN, PERDIZ, PINOS, PIÑA, PLÁTANO GORDO, PRÍNCIPE, PUERTA DEL HONDO, REJÓN, RODAJOS, RUISEÑOR, SALUD, SAN PEDRO, SIETE HERMANAS, SIETE REJAS, SUIZO, TEJA, TEJAR, TÓRTOLA, TRAIDA DE LAS AGUAS, TRES CAÑOS, TRIÁNGULO, VALCARNICERO, VALSEQUILLO, ZARZÓN DE CÁDIZ, ZARZÓN.

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