Entre la maleza y con aspecto de abandono aparece esta casilla que controlaba el caudal de la fuente desviándolo hacia la Alberca próxima.

Ya en el siglo XX se puso en su interior un motor que subía agua para consumo al Cuartel de la Guardia Civil de Rodajos. El cuartel aunque tenía pozo, su agua era salobre y no se podía beber.

La obra se debe a José Pérez Sanjuán que junto con la fuente la comenzó a construir el 30 de septiembre de 1879, si nos fijamos bien, vemos que tiene algún parecido con la Casilla del Repartidor obra del mismo autor.

Ya nada recuerda los momentos de esplendor de este sitio que bien merece una rehabilitación coherente con su importancia.

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Un abanico de posibilidades se abren a quien quiera profundizar en estos temas