El origen de su nombre le viene por tener una piña como adorno. Sin embargo, en las fotografías más antiguas encontradas se ve que el adorno no era precisamente una piña como la que se ha colocado.

Pertenece a la segunda serie (1932-34) de fuentes de agua potable para uso público erigidas en la Casa de Campo durante la II República, a partir de 1931. Su diseño pertenece a los arquitectos Manuel Álvarez Naya y José de Lorite, que juegan con los elementos sencillos y repetidos de otras fuentes.

A la fuente le faltaba el adorno que le daba nombre, la piña. En el año 2013 Luis de Vicente Montoya y Rafael Pulido Fernández presentan un diseño de piña para completar la fuente.

Así la describe el Ayuntamiento:

Se trata de una fuente mural de dos caras con un cuerpo prismático rectangular de perfil superior poligonal y curvado, con ornamentos superiores en los extremos laterales y el hastial central, instalada sobre un doble recinto de 2,00 x 2,00 correspondiente a ambos frentes y solado con losas de granito. Los dos caños, situados en los respectivos ejes, vierten a sendos vasos centrados y apoyados en el muro, y provistos de rejillas metálicas rasantes con el pavimento.

Los autores se valen de la piña de la Fuente de Cabestreros, en su versión republicana, para copiar el modelo y las proporciones.

Metro en mano Luis de Vicente se subió a lo más alto a medir las proporciones.

Después cambiamos los papeles, yo le pasaba las medidas y él las apuntaba,

Estaba claro que su nombre evidenciaba la falta de una piña en su remate central.

Después de sucesivas pruebas de tamaño en enero de 2015 se le repuso la piña al conjunto. Se realizó la obra en la Cantera Municipal de la Casa de Campo dirigida por Fidel López Martín, entonces responsable jefe de la Cantera. La piña se labró en arenisca.

En las investigaciones que realizamos para esta reposición fue crucial el material gráfico que reflejaba que en 1961 aún la fuente tenía el adorno como ornamento. También apreciamos que la fuente pudo ser movida para ensanchar el camino que circunda El Lago, es probable que en ese traslado se rompiera la piña.

La aparición posterior de unas fotografías de Alfonso donde se aprecia la fuente en 1946 tambaleó nuestras suposiciones al comprobar que el adorno no correspondía con el modelo de piña copiado.

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BORDEANDO EL LAGO PODEMOS LLEGAR HASTA EL PLÁTANO GORDO