Puente de los Neveros

No tener en cuenta los nombres que Google utiliza en su mapa.

VER SITUACIÓN EN Google Maps UTM 30T 437643.42 m E – 4474323.03 m N. Los restos que quedan estan en lo que hoy es la Glorieta de los Neveros, sobre el Arroyo de los Meaques en el Cuartel de la Torrecilla.


Restos del Puente de los Neveros en la actualidad

El origen de su nombre viene de que por él pasaban los neveros después de recoger hielo de los lagos para llevarlo hasta los Pozos de la Nieve que estaban en el lugar que hoy ocupa la Piscina Municipal en el Paseo de la Puerta del Ángel.

También nombrado como Puente de los Pozos de la Nieve.

En este lugar estuvo el Puente de los Neveros que construyó Pedro de Ribera a principios de 1725 cuando el otro lado del puente aún no pertenecía a la Casa de Campo de ahí que participara de su construcción Pedro de Ribera que era Arquitecto Municipal y no Real.

En la actualidad no existe el puente como tal, pero conserva algunas trazas originales perdidas entre el hormigón.


Su construcción parte del deseo del recién nombrado Príncipe de Asturias futuro Fernando VI, que le pide al Corregidor Francisco Antonio de Salcedo y Aguirre (Marqués de Vadillo) que la Villa de Madrid se encargue de hacer un Puente para el paso de lo que era el Camino a Húmera y que atravesaba la Casa de Campo. Este Puente se encarga por parte del Corregidor Marqués de Vadillo al arquitecto Pedro de Ribera que lo construye en 1725. Hay que precisar que en esos momentos la zona que iba a ocupar el Puente aún no pertenecía a la Casa de Campo. Con las posteriores reformas, en las que intervino Sabatini, el Puente quedó como vemos en fotografías de 1932 con tres de sus cuatro ojos tapados.

Puente de los Neveros en 1932

Era sin duda unos de los Puentes más antiguos de la Casa de Campo. Fue sustituido en 1932 por una canalización que hizo posible ensanchar el acceso a la Casa de Campo desde la Puerta del Ángel.

El Puente que era estrecho de solo 4 metros de anchura, fue ampliado en 1932 con el propósito de que pasaran sobre él vehículos en dos direcciones.

Obras de ensanche del Puente de los Neveros 1933  

En este lugar, una vez pasado el puente se formó en 1932 la Glorieta de los Neveros. Su nombre le viene dado, como ya dijimos, por la actividad de los neveros, personas encargadas de coger trozos de hielo de los lagos en el invierno y llevarlo a los Pozos de la Nieve, que estaban en el lugar que hoy ocupa la Piscina Municipal. En los pozos se guardaba cubriéndolo de paja para luego ser vendido en el verano para refrescar, sobre todo, bebidas.

Puente de los Neveros 1947

  La obra Municipal de Pedro de Ribera  por Matilde Verdú Ruiz

Al iniciarse el año de 1725, cuando el puente de Toledo aún estaba sin concluir y Ribera no había alcanzado el nombramiento de Maestro Mayor de las Obras de Madrid, las circunstancias históricas iban a ofrecer al arquitecto una nueva ocasión de demostrar su maestría en el campo de la ingeniería de puentes, materia en la que, como podremos ir comprobando, su incursión conllevaría importantes transformaciones en el medio urbano hasta ahora totalmente desconocidas. Por orden expresa del príncipe Fernando, su ayo y secretario, hizo saber al marqués de Vadillo la resolución tomada por Su Alteza de que en los territorios de la Casa de Campo destinados por el príncipe para su diversión, se prohibiese el tránsito que hasta entonces se venía haciendo por parte de Madrid y se rehabilitase para el comercio el camino utilizado con anterioridad, mediante la construcción de un puente que hiciese salvable el arroyo de los Meaques.   El Corregidor acudió entonces, como había hecho en otras ocasiones, a su hombre de confianza, Pedro de Ribera, y le encomendó la realización del diseño del puente y de la memoria detallada del proceso constructivo que debía seguirse. El arquitecto así lo hizo el 19 de febrero de 1725. Atendiendo a lo por él expresado, el ancho de la obra encaminada a facilitar la comunicación con los lugares de «Humera, Villa Nueva de la Cañada y los demás de la sierra», incluido el grueso de los antepechos, sería de 18 pies. Constaría de cuatro ojos decrecientes y su zampeado se haría a base de vigas y estacas de madera y fábrica de piedra de pedernal. Este último material sería el empleado en las dos paredes o cortinas de la entrada y salida del puente, que volverían en dos ramales de manguardia, por la parte de los Pozos de la Nieve, para detener el terreno. Los machos se levantarían de fábrica de albañilería, formando tajamar para cortar la violencia del agua y de semejante fábrica se harían los antepechos, a los que habrían de ir enlazados el balaustraje de madera y los pasamanos. El cerramiento de los vanos y la conformación de la superficie sobre la que se establecería el empedrado, sería de madera. Por último, la parte exterior de dichos vanos se habrían de «jarbalconar y encamonar» de madera, «reduciéndolo a esférico», «dando de verde toda su madera junto con los pasamanos». Su costo ascendería a 80.375 reales de vellón.  

Informado el Ayuntamiento del problema planteado y de las tramitaciones efectuadas por el Corregidor, acordó remitir al Consejo su resolución. Las gestiones, al parecer, quedaron paralizadas hasta el mes de octubre, porque fue entonces cuando Madrid volvió a hacer presente a dicho organismo la precisión de dar comunicación a los lugares circunvecinos de la Casa de Campo, por encima del Molino de Viento, mediante la construcción de un puente, como consecuencia de haberse cerrado al paso público, el que estaba inmediato al Real Sitio, en el Arenal de las Ventillas.   En virtud de las resoluciones tomadas por el Consejo y el Ayuntamiento, los caballeros comisarios de puentes y calzadas pasaron a reconocer, con asistencia de los maestros de obras Pedro de Ribera y Francisco Ruíz el lugar donde se tenía previsto construir el nuevo puente, para dilucidar en torno a su conveniencia. El informe que emitieron reafirmaba la idoneidad en la elección del paraje, pero añadía la prevención de tenerse que conocer las determinaciones del príncipe antes de iniciarse cualquier obra, para evitar gastos infructuosos, porque sabían que Su Alteza había comprado todas las tierras que estaban al otro lado del arroyo para dilatar el bosque por la parte de arriba y quitar el camino del puente, al considerar que los «lugares» que habían de transitar por dicho camino podían ir cómodamente a salir, por el sitio de Valcarnicero, a la Huerta del Cerezo.   La última noticia que hemos encontrado con relación a estos acontecimientos, es la resolución tomada por el Ayuntamiento después de haber conocido el informe que acabamos de analizar. Consistió en la determinación de que se mandase reconocer por el Corregidor, si sería posible facilitar el tránsito hacia Madrid por alguna otra parte, aunque fuese tomando algún terreno «sin tocar en las cercanías de la Casa de Campo». Ignoramos cuáles serían las medidas tomadas con posterioridad. Cualquiera que fuese el resultado, el arquitecto había demostrado, una vez más, su pericia técnica en la construcción de puentes, esta vez a través del destinado a salvar un arroyo modesto, pero que no dejaba de requerir unas condiciones de seguridad y fortaleza. Le dotó de una cimentación consistente, teniendo en cuenta los medios técnicos del momento y limitó la incorporación de madera en su alzado a aquellas zonas secundarias sin función sustentante. En este último aspecto cabe incluso señalar, que la observación detallada del dibujo permite adivinar la suplantación de una idea inicial, en la que estaba previsto la conformación de arcos de fábrica, por una estructuración a base de vigas de madera; en ésta, como en otras ocasiones, el artista tuvo que atenerse a la disposición de unos raquíticos medios económicos.  

Puente de los Neveros tal como lo construyó Pedro de Ribera 1933

Nada mejor que reproducir el texto que se conserva en el Archivo de Villa, en el que Pedro de Ribera presenta y que titula: “ Condiciones de obra para el nuevo Puente de la Casa de Campo”.


“Haviendo bisto y reconozido el sitio y terrenos del Arroyo que pasa por la Casa de Campo sobre que se ha de hazer un Puente para el paso y camino de los lugares de Húmera, Villa Nueba de la Cañada y demás de la Sierra, para el quál presento la planta y alzado adjunto, siendo su ancho diez y ocho pies, yncluso en ellos gruesos de antepechos y el largo de su salida y entrada, arcos y repartimientos de machos según ba demostrado, que con expresión para ejecutarla es en esta forma.
Primeramente se ha de hacer el desmonte de su terrazo…, dejando su planta a nibel y en toda su linia para formar su zampeado que han de ser zinco linias de bigas de pie y quarto con diez hatillos, los diez de ellos de pies y quarto con diez y seis atillos, los diez de ellos de pies y quarto que estos an de estar devajo de los machones y los seis restantes de biga de terzia, todo con sus olambres para estanquearlo con madera de a ocho y de a diez pies del largo que se reconoziese nezecitar asta que entren algo en tierra firme, repartiendo dichas estacas de tres a tres pies.
Y en los cajones donde an de cargar las zepas se an de estanquear con estacas sueltas de la misma madera para apretar su terreno, mazizando dichos encajonados con fábrica de mampostería de piedra de pedernal, subiendo sus tres zepas sólidas y las de sus empotros de dicha fábrica, asta la superfizie de la tierra de los anchos, largos y gruesos que va demostrado, continuando de dicha fábrica las dos paredes o cortinas de la salida y entrada de dicho Puente, bolbiendo dos ramales de mampostería por la parte de los Pozos de la Niebe para detener el terreno, que cada uno a de tener veinte pies y de grueso, yncluso votareles a el dentro, así dicha manguardías como en las paredes de la salida de dicho Puente, quatro pies y medio.
Y también sobre las expresadas zepas se an de subir sus machos de fábrica de albañilería que formen tajamar para cortar la biolenzia del agua según ba demostrado, haziendo de dicha fábrica de albañilería sus antepechos de media bara de grueso con su cubierta de ladrillo de canto, donde se an de asegurar los pasamanos y valaustreaje de madera de a ocho puesta de esquina.
Y sobre dichos machos se an de sentar quatro línias de vigas de media bara, y sobre ellas hazer su tendido de madera de a seis que dicho Puente echando enzima de la madera un pie de guijo, empadrandolo enteramente todo plano.
Y también por la parte esterior de uno y otro lado de sus quatro huecos se an de jarbalconar y encamondar de madera, reduciendolo a esférico dando de verde toda su madera junto con los pasamanos, dejandolo todo perfectamente rematado con buenos y seguros materiales arreglado a dicha planta y alzado.
Y lo espresado a esta declaración tendrá de costa de mano y materiales 80.375 reales de vellón”.
Madrid y febrero 19 de 1725 años. Pedro de Rivera. Rubricado.


No es un ejemplo este lugar donde se ha provocado la desaparición de un puente de Pedro de Ribera, pero el camino continúa

Buscando la belleza vemos esta esplendida fuente modernista que bien merece desviar la mirada.

Ya su simple nombre evoca un pasado que no volverá: Fuente de los Neveros



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