Ermita de San Pedro de Meaques

No tener en cuenta los nombres que Google utiliza en su mapa.

VER SITUACIÓN EN Google Maps UTM 435151.00 m E – 4473194.33 m N. Junto a la valla del Zoológico en el Camino de la Venta junto al Puente del Batán en el Arroyo de los Meaques.


También llamada Ermita de la Visitación de la Virgen o Virgen de Julio.

En la Casa de Campo junto a la valla del Zoológico en el Camino de la Venta antes de pasar el Puente del Batán, ese que cruza el Arroyo de los Meaques, vemos una pequeña ermita a la que desde que le quitaron el cartel que muy por encima nos contaba su historia nadie sabe, ni su nombre, ni cuando se construyó. Dándose la paradoja de que no existe ninguna protección para este monumento.

La Ermita con el cartel explicativo en 2003

Es la Ermita de San Pedro de Meaques una ermita de estilo neo-herreriano encajonada entre la alambrada del zoológico y la carretera que baja del acceso a la Casa de Campo por la que fue la Puerta de la Venta y hoy es una rotonda donde se encuentra la estación de metro de «Casa de Campo».

Su lugar no parece importante a simple vista, y esto es debido a que esa zona ha sido castigada con movimientos de tierra y requisada a los madrileños para hacer las instalaciones del zoológico. En los años 1970-2, se valló como si fuera suyo un terreno que debiera ser protegido de una manera especial en consideración con los asentamientos que allí hubo desde antes de los romanos. Fijaros que en esas tierras que ya quedan dentro del zoológico y que en la actualidad sirven de vertedero, estuvo nada más y nada menos que el famoso batán que da nombre a la zona, pero como os vamos a demostrar hubo más construcciones de gran prestigio.

La ermita que ahora vemos, semi-abandonada fue construida en el año 1953 por el arquitecto de zona Víctor D’ors Pérez-Peix, hijo del escritor catalán Eugenio D’ors, secundado en la construcción por el aparejador Antonio Loureiro.

Esta pequeña ermita se construyó por iniciativa del que era entonces teniente Alcalde del Distrito de Carabanchel Manuel Torres Garrido que, en un pleno del Ayuntamiento del 29 de mayo de 1953, aprobó la asignación de 100.000 pesetas para la realización de la obra.

Proyecto de Víctor D’ors Pérez-Peix

En realidad, la idea venía de más arriba, del alcalde de Madrid José María Finat y Escrivá de Romaní (1904–1995) Conde de Mayalde, tan ligado durante la Guerra Civil y después a la Casa de Campo.

La ermita se edificó para conmemorar el 18 de Julio fecha de la rebelión militar de 1936. Por ese motivo se le puso el nombre de Ermita de la Virgen de Julio, aunque la virgen que se celebraba en las romerías era la Virgen del Carmen.

En su cesión a la diócesis, el Ayuntamiento la entregó y la consagró al culto de la Visitación de la Virgen Santísima. Pero ahora, desde los años 1990, es conocida por Ermita de San Pedro de Meaques.

Aquí vemos la imagen de la Virgen sobre la puerta

La Ermita está construida en piedra de granito y cubierta de pizarra. Su aspecto imperial y sobrio contuvo en su interior pinturas de Carmen Vives Camino que adornó la puerta con pinturas representando precisamente la romería. Además de grandes imágenes de la Virgen María y otros patronos de Carabanchel pinturas murales obra de Rafael Sanz Rodríguez y el pintor Carlos Pascual de Lara, secundado por otros compañeros de estudio. Hoy de aquellas obras no sabemos nada y si digo la verdad, por un motivo u otro, no hemos atravesado la puerta por la que se accede a su pequeño interior.

Carmen Vives pintando la puerta de la ermita
La puerta ya pintada 1955

Con un pequeño jardín adornando su fachada principal y adosado externamente por su parte posterior a un altar desde el que se oficiaban las misas en las romerías.        

En la Hoja del Lunes del 19 de julio de 1954 se da la siguiente noticia:

“Ya desde el año 1949 se celebraba una romería en la Casa de Campo, y precisamente por vecinos del distrito de Carabanchel. No es difícil relacionar esa romería con la iniciativa de levantar una ermita, cuya inauguración se efectuaría el 18 de julio de 1954. El padre Román, de la orden franciscana, coordinaría la parte litúrgica. El Teniente de Alcalde Tomás Garrido, dio lectura al acta de entrega de la ermita, que hace el Ayuntamiento al Obispado, y que quedará adscrita a la parroquia de Santa Cristina”.

Ermita de San Pedro en 1954

Copiamos la redacción oficial que describe la ermita en 1956:

               Esta ermita, levantada bajo la advocación de la Virgen de Julio fue inaugurada el 18 de julio de 1954.

Este pequeño edificio está situado en el lugar de cruce de tres caminos en la zona noroeste de la Casa de Campo, sobre la loma de un encinar y dominando una amplia extensión para esparcimiento de los romeros. Consta de un pequeño espacio cerrado con cubierta de pizarra -en el que se encuentra el altar- y dos pequeñas plazas: una dando a la carretera y otra en el acceso a las zonas más bajas, dominadas por esta colina, separadas por un muro, calado en parte y rematado por el campanario.

El aspecto general, con sus fábricas y varios recercados de piedra granítica, tiene un carácter esencialmente tradicional; pero con un tratamiento moderno.

En la parte posterior, sirviendo de fondo al altar portátil que se colocaba cuando se oficiaban las misas de campaña de la Romería, existe aún una inscripción labrada sobre la lápida que recuerda la fundación y dice así:

«La devoción y la unidad de los vecinos del distrito de los Carabancheles alzaron esta ermita, instituyendo las Romerías de Hermandad en la gloriosa fecha del 18 de julio, siendo Teniente de Alcalde Manuel Torres Garrido y Alcalde José Final Escrivá de Romaní, Conde de Mayalde. MCMLIV».

Placa conmemorativa sobre el antiguo altar

La Ermita quedó fuera de uso con la construcción del Zoológico inaugurado en el año 1972, ya que este invadió la explanada donde se celebraba la romería. Lo mismo le sucedió a la magnífica fuente que acompañaba el conjunto y que facilitaba agua a los asistentes a las romerías, fue trasladada a la Rivera del Manzanares y allí sigue.

Aquí vemos una escena de la película «Suspenso en comunismo» del año 1956 dirigida por Eduardo Manzanos donde se ve a los actores Alfredo Mayo y la actriz mejicana Carlota Bilbao y al fondo la ermita
Llegada de los romeros en 1956

Para finalizar el tema, nos hubiera gustado saber los motivos por los que se construyó esta ermita de la Virgen de Julio en este lugar de la Casa de Campo. No lo sabemos, y por eso aventuramos, antes de acabar este apartado con algunas conclusiones lógicas, si es que existe la lógica en este asunto.

Inexplicables motivos.

Se podría especular, cuando no se ha leído el proyecto, que los autores conocían que por estas inmediaciones hubo otra ermita y pensaron en recuperarla, pero esa suposición no queda reflejada en ninguna parte.

           Entonces vayamos a lo más fácil:

¿Podría ser entonces, simple casualidad? y que el lugar, un sitio fresco con un prado amplio a la vera de un arroyo, era el más adecuado para la celebración de una romería en pleno mes de julio en la Casa de Campo y si además los organizadores tenían que venir desde Carabanchel, este es el camino más corto a la Casa de Campo.


 
 

¿La otra ermita? 

Empezamos este segundo tramo del trabajo con el prudencial margen de incertidumbre que toda posibilidad entraña, comenzamos a partir de aquí, un relato menos fundamentado que el de la Ermita de la Virgen de Julios, una difícil empresa por la carencia documental que hay al respecto de la época medieval en los archivos de Madrid. Esa escasez hace aflorar en el investigador la suposición o la imaginación para rellenar los huecos que deja la escasa certeza. De ahí que pretendamos ser prudentes con la interpretación de los datos recabados. No quisiéramos caer en disparatadas conjeturas, cuando estas sean analizadas por manos expertas. Y de esa forma desvirtuar los esfuerzos realizados para ilustrar este pequeño trabajo.

Según los historiadores…

Tenemos que empezar de una manera didáctica ya que no es muy conocida la historia de estas pequeñas villas que rodeaban a lo que más adelante sería Madrid.

Dicen los historiadores que en tiempos de los visigodos, entre mediados del siglo V y comienzos del siglo VIII, había una villa cercana a Húmera de San Gregorio, la actual Húmera, llamada de San Pedro de Meaque.

Con el término de San Pedro de Meaque, como era muy común entonces, había dos poblaciones; San Pedro de Meaque de Arriba y otra de Abajo y pertenecían por aquellos entonces a Carabanchel Alto.

Las dos villas unidas geográficamente, también lo estuvieron en su destrucción, que ocurrió después con la invasión de los árabes por la resistencia que estos pueblos hicieron al califa de Toledo en el siglo XI.

Se dice que de las ruinas abandonadas que quedaron de estas dos villas muchos tomaron piedras y desechos y los trasladaron a Madrid para la construcción de viviendas motivo por el que se hallaron años después varias rotulaciones romanas procedentes de ciertos sepulcros notables que hubo en esas poblaciones. Sabemos por experiencia propia que esta zona de la que vamos a hablaros estuvo ocupada anteriormente por celtiberos que, en esta zona y según nuestros indicios toponímicos, fueron arévacos y después por los romanos, aún hoy en el terreno que probablemente ocupó la ermita de la que vamos a hablaros se encuentran restos de terra sigillata y otras cerámicas indígenas.

En las Relaciones Topográficas de Felipe II de 1575 los vecinos responden a la encuesta:

“que en término de este dicho lugar hay un término y lugar despoblado, el cual se llama San Pedro de Meaque, el cual declaran que ha mucho tiempo que se despobló, y que no saben por qué causa se despobló”.

Aunque tenemos documentación que acredita que San Pedro de Meaque seguía utilizándose para documentos notariales hasta 1765, ya como dezmería pontificial.

Escritura del 30 de julio de 1765:

“Venta de una fanega y seis celemines en el Sotillo, cuartel de Rodajos, término y dezmería Pontifical de San Pedro de Meaques. Se pagó la cantidad de 1.076 reales de vellón y 17 maravedíes. Formalizada la escritura ante el escribano del Supremo Consejo de Castilla, Antonio Martínez Salazar”. Archivo General de Palacio.

Parece ser que San Pedro de Meaque no era solo una villa o despoblado, sino que por referencias documentales sabemos que en sus proximidades existía una ermita del mismo nombre. Aunque no hayamos tenido en nuestra mano documentación original que acredite tal ermita.

Hemos tenido que recurrir a una obra inédita del historiador Antonio María Fabié Escudero (Sevilla 19 de junio de 1832-Madrid 3 de diciembre de 1899) del que él mismo relata su existencia, pero que nunca parece que se llegara a publicar, nos dice que: 

“tengo sobrada opinión de que la imagen que hoy veneramos con el título de Santa María de la Almudena, recibía culto en la iglesia parroquial de Meaque de Arriba, y que en la irrupción de los árabes siendo don Raimundo, arzobispo de Toledo, los porcioneros o beneficiados de la misma la ocultaron en el terreno donde después se edificó Madrid, porque sabido es que la jurisdicción de Húmera llegaba hasta la puerta de Guadalajara”.

Y es de suponer que, si Meaque de Arriba tenía iglesia parroquial, alguna de las villas de San Pedro de los Meaques la tuviera.

Nuestros cálculos nos dicen que en un lugar no muy lejano al que ocupa hoy la ermita de San Pedro, próximo al arroyo de los Meaques, estuvieron las aldeas de San Pedro de los Meaques de Arriba y de Abajo, aldeas o villas que todos los historiadores sitúan en la Casa de Campo.

Cita de Ángela Muñoz Fernández en su tesis “Madrid en la Edad Media: análisis de una comunidad urbana y su entorno rural en sus relaciones con el hecho religioso· de 1993.

En 1422 con motivo de las pesquisas del Licenciado Marcos Fernández, juez de términos, es aludida de esta manera. “San Pedro de los Meaques aldea de Madrid ubicada junto al arroyo de su nombre”

Tiene sentido que, si el arroyo de los Meaques nacía en lo que ahora conocemos como Venta de La Rubia, no alcanzaría suficiente caudal hasta varios kilómetros más abajo cuando se le sumaran varios afluentes. Esto lleva a pensar que los asentamientos en el arroyo de los Meaques, tanto romanos como los posteriores, se dieran en las proximidades o en lo que hoy es la Casa de Campo, cuando ya el caudal del arroyo fuera el necesario para el abastecimiento, el riego y su fuerza pudiera mover molinos y batanes, lo que nos hace pensar que más o menos correspondería con la Vereda de Oro cercana al puente de la Culebra.

Según los datos del siglo XVI, cuando se nombra a San Pedro de los Meaques se dice que “estaba” en el término de Carabanchel de Arriba lo que indica que ya no debía existir, sin embargo y según documentos notariales en 1765 aún existe la dezmería Pontifical de San Pedro de los Meaques, como vimos anteriormente.

La Casa de Campo es parte de Carabanchel.

Por todos es sabido que, a pesar de su independencia administrativa, los terrenos que ocupa la Casa de Campo en su mayoría eran del término municipal de Carabanchel Alto y Bajo.

Lo recalcamos por el hecho de que los carabamcheleros fueran a San Pedro de los Meaques cuando ellos tenían sobradas advocaciones como la de Concepción, la de San Sebastian, la de San Roque etc…

Así la primera referencia a esta peregrinación es recogida en las “Relaciones Topográficas de Felipe II” de 1575:

“El día de San Marcos no comen carne, y allende de estos votos este dicho lugar tiene por voto de ir el día de San Marcos con una procesión a San Pedro de Meaque”.

En ningún momento se nombra ermita alguna, sino San Pedro de los Meaques.

Sin embargo, por una asociación o por datos que nosotros no poseemos María del Pilar Corrella Suárez en “Leganés su arte y su historia” Madrid, 1976.

Añade:

“los vecinos de Carabanchel de Arriba iban el día de San Marcos, el 25 de abril, en peregrinación a “la ermita de” San Pedro de los Meaques para celebrar una serie de rituales agrícolas de primavera”.

Debía de ser por tradición antigua y no necesariamente las peregrinaciones iban a ermitas, sino que iban a lugares donde llevaban su ganado a pacer, o tenían sus eras, dehesas y ejidos.

Las dos ermitas y un mismo lugar…

No sé si ha quedado clara nuestra intención, que no es otra que la de situar la primera ermita descrita; la de la Virgen de Julio y la segunda o solamente el sitio de San Pedro de los Meaques en el mismo lugar o muy próximos.

Hay que tener en cuenta que la ermita de ahora está en el antiguo camino de los Carabancheles ese que Fernando VI se vio obligado a abrir porque el camino tenía “servidumbre”. No fue cosa fácil y hubo de pleitearse, primero con Felipe V y después con el responsable de mandar hacer la tapia, su hijo.

Treinta años habían pasado desde que El Príncipe de Asturias en 1728 compró los terrenos y los cercó con la tapia que aún permanece en algunos lugares, hasta que ya siendo el Rey Fernando VI se ve obligado a abrir el camino. Así queda recogida la compra y la apertura:   

Puerta de la Venta

El 7 de julio de 1728 cuando el Príncipe compra estos terrenos ya habla del camino que por allí pasaba: “linde con la senda que de los Carabancheles va a Aravaca”. Archivo General de Palacio.

El 8 de julio 1758 Miguel de Molina el arquitecto real, recibe la orden de realizar unas obras: “Desmontar y romper la cerca para que los canteros formasen la portada, junto a la Venta de Alcorcón, y para el sitio de los tejares y después a formar las albardillas y se ocupó el oficial y tres peones”. Archivo General de Palacio.

El 8 de septiembre de 1758 dos meses después se manda pintar la puerta: “… la de la Venta de verde”. Archivo General de Palacio.

A partir de las compras que el Príncipe de Asturias Fernando va realizando para la ampliación de la Casa de Campo a partir de 1725 veremos que la villa de San Pedro de los Meaques es citada en bastantes ocasiones, no así la ermita, que ya en esa época no existía, o no existió nunca. 


SI HAS LLEGADO HASTA AQUÍ MERECE LA PENA QUE TE DETENGAS EN EL PUENTE QUE ESTÁ AL LADO DE LA ERMITA

El Puente del Batán era una vía de paso entre los carabancheles y los pueblos de Aravaca y Pozuelo.

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