Este lugar era conocido solo por la Fuente del Príncipe que adornaba su centro, después de que la mandara colocar Fernando VI en 1725 en honor a su declaración como Príncipe de Asturias y futuro heredero a la corona.

Se le dio la forma actual durante la II república, sustituyendo los olmos enfermos por plátanos y quitando el cerramiento de madera y su base de granito, que quedó disperso por la finca como asientos.

Cuando el Ayuntamiento de Madrid se hace cargo de la Casa de Campo en 1931, encuentra un jardincillo como lo llamó Javier de Winthuysen, cerrado con una valla circular de madera en muy malas condiciones.

Se decide entonces quitar este cerramiento y dejar la Fuente del Príncipe en su centro y llamarla Glorieta del Ruiseñor.

«… cerramiento que se denominaba del Príncipe, hoy convertido por la demolición de su cerca ruinosa en una de las más bellas plazoletas de la finca… (Plan de Utilización y Aprovechamiento de la Casa de Campo) Álvarez Naya y José de Lorite, publicado 1933.

En el trabajo “Memoria de la labor realizada por el primer Ayuntamiento de la II República Española», de Manuel Muiño Arroyo publicado en 1933, se dice:

“Se han ampliado tres glorietas que no tenían nombre, y se les han dado los de las Cubas, de los Neveros y del Ruiseñor”.

En este mismo trabajo de Manuel Muiño Arroyo se precisa el momento en que los olmos de la Glorieta del Ruiseñor enfermaron y se sustituyeron por plátanos:

“Al hacerse cargo el Ayuntamiento de la finca que nos ocupa, pudo observarse, y nadie lo podrá negar, que centenares de pinos y olmos (éstos en mayor cantidad) estaban totalmente secos… esto aconsejaba la poda que había de vigorizar el arbolado decadente y enfermo, previniéndole de los agentes que viven preferentemente en árboles enfermos. Si a su debido tiempo se hubiese hecho la poda que en estos momentos se realiza, es evidente que los numerosos olmos, todos ya secos, no habrían muerto, y se habría evitado la propagación del insecto que los invade, pues a la vista están sus maderas perforadas por el terrible Scoliptus multistriatus”. Este escarabajo es el propagador de la grafiosis.

Aparece por primera vez como Glorieta del Ruiseñor en el plano de la Casa de Campo dentro del trabajo “Memoria de la labor realizada por el primer Ayuntamiento de la II República Española” de Manuel Muiño Arroyo publicado en 1933.

Esta Glorieta fue recuperada en 2013, por el empeño de Luis de Vicente. Antonio Lobo y otros.