Incendios en la Casa de Campo

La Casa de Campo como todos los espacios donde la naturaleza convive con actividades humanas de todo tipo está expuesta a los incendios, aunque a veces su origen sean las tormentas.

En los años sesenta estos carteles en la Casa de Campo nos avisaban del peligro de incendios

Pero si pusiéramos en un platillo el fuego y en otro el agua, esta última ganaría con mucha ventaja en su poder destructivo en la Casa de Campo.

En los dos primeros siglos, cuando la Casa de Campo era solamente un jardín del Alcázar, no tenemos constancia de ningún incendio importante. Lógicamente un jardín bien cuidado y de proporciones controladas, con abundante agua y buena vigilancia, es difícil que en él se originen incendios.

Sin embargo las proporciones que tomaría la Casa de Campo a partir de las compras realizadas por el Príncipe de Asturias y luego Rey Fernando VI a partir de 1725, cuando su tamaño se multiplica por más de once veces. Entonces comienzan los peligros de grandes incendios, pero no inmediatamente, ya que las repoblaciones de tan basto bosque se hacen lentamente y es por eso que en el siglo XVIII aún no tengamos referencias de algún incendio importante, salvo el que destruyó la Casa del Portillo, hoy Casa Quemada en 1788.

Las primeras noticias de incendios empiezan a partir del siglo XIX y por su repercusión solo algunos quedan reflejados en los documentos del Archivo de Palacio.

El 10 de julio de 1839 un incendio asola el Cuartel del Medianil, o sea la parte norte de la Casa de Campo hoy usurpada por el Club de Campo.

Este incendio, del que no tenemos referencia de las hectáreas quemadas, fue provocado por alguien que arrojó un cigarrillo desde fuera de la tapia.

También se recoge en el mismo informe que la campana de la iglesia informó del suceso rápidamente.

En 1844 otro incendio asola el Cuartel del Batán, lo que lo sitúa en la parcelación cercana al puente del Batán en el Cuartel de Rodajos, hoy ocupado por el zoológico.

Y si los incendios eran hasta entonces escasos, sucede un hecho que cambiará esta visión a partir de conceder permiso la Casa Real para el paso del Ferrocarril del Norte por la Casa de Campo.

Este trazado se empieza a fraguar a principios de 1856 y culmina en 1862 con la puesta en marcha de la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España.

La llegada del tren en 1862

Los trenes en esa época y hasta 1948, en que se electrifica la línea, eran locomotoras de carbón que soltaban brasas ardiendo durante su paso por la Casa de Campo. La compañía debía tener los laterales bien limpios, pero eso no evitaba que a partir de entonces los incendios provocados por el paso de los trenes se multiplicaran.

No había año sin varios incendios importantes en los márgenes de la vía del tren.

Y es entonces cuando se hacen los primeros cortafuegos, año 1862, precisamente en las zonas próximas a las vías del tren.

Estas precauciones no evitan que en 1870 se produzca un gran incendio en las márgenes del arroyo de Antequina.

Son tantos los incendios provocados por el tren y otras causas que en 1870 se incluye un seguro de incendios en la póliza que mantenía la Corona.

En el seguro se valora la Casa de Campo en 837.000 reales, póliza por la que se pagaba una cuota de 1.714 reales.

El 4 de diciembre de 1872 se hace valer este seguro cuando se incendia la casa del sobreguarda de la Torrecilla. Al igual que sucede en el incendio que afectó a la Faisanera en 1881.

Incendio en 1926

El año 1881, por primera vez, se establece un servicio de vigilancia contra incendios durante el verano.

En 1894 todavía se utilizaba una campana destinada a avisar de los incendios, estaba instalada sobre la Galería de las Burlas y cuyo campanario aún se conserva.

La casilla que ocupaba el retén de bomberos estuvo situada a partir de entonces cercana a los Pozos de la Nieve. Allí se recibían las órdenes y se guardaban los carros con las bombas y demás pertrechos.

Pinar de las Siete Hermanas

Durante la II República, al abrirse al público el Parque, los incendios que se produjeron eran mayormente provocados por personas que hacían fuego para calentar la comida, cosa que estaba totalmente prohibido.

Durante la Guerra Civil 1936-39 como durante la época napoleónica no se produjeron incendios importantes y sí destrozos provocados al abastecerse los soldados de madera para calentarse o cocinar, o como consecuencia de alguna explosión.

En 1940 aún se padece los incendios provocados por las locomotoras del tren, de ahí que se le pida: al Jefe del Servicio Municipal de Parques y Jardines, Jardinero Mayor Cecilio Rodríguez Cuevas, un retén permanente contra incendios.

El arquitecto Director del Servicio contra Incendios Francisco García Mercadal responderá: «… no se cuenta con personal suficiente para esta atención, ya que solamente se dispone de algo más de la tercera parte del cupo o plantilla «.

Y demostrará con datos que los daños son producidos «por chispas de las locomotoras del ferrocarril del Norte…» que se podrían evitar con una correcta limpieza.

En 1948 se empieza a electrificar la línea de ferrocarril Madrid a Segovia.

En agosto de 1956 arden más de 40.000 pinos por la parte oeste en Pozuelo por culpa de la quema de malezas fuera de la Casa de Campo.

Las replantaciones de pinos y arizónicas en los años anteriores, en 1954 principalmente, aumentarían en peligro de incendios.

Repoblaciones en la Casa de Campo

Por fin en el año 1967 se toman medidas más contundentes contra los incendios:

Torretas contraincendios en Garabitas y Rodajos.

Durante el año 1967 se tomaron medidas importantes contra los incendios en la Casa de Campo, entre ellas destacan los nuevos 200 kilómetros de cortafuegos y la construcción de dos torretas de vigilancia de incendios, la del Cerro de las Garabitas y la del Camino de Rodajos. Se pusieron los primeros 11 hidrantes y se contrató un equipo formado por 15 personas con extintores, un coche todoterreno y cinco emisoras.

A la vez se podan trescientas hectáreas de pinos.

Incendio en 1967

Estas medidas tienen su efecto inmediato en los primeros años en los que no se registran apenas incendios.

Años después hubo veranos con bastantes actuaciones de los bomberos, sobre todo por incendios provocados, pero ninguno con la virulencia del pasado.

Como vemos los incendios movilizaban a bomberos, policía, guardia civil, jardineros, guardas y autoridades

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