Árboles de la Casa de Campo

Senda botánica que tuvimos la ocasión de actualizar en mayo de 2018 junto a Félix Rego
Entonces se puso este cartel nuevo dentro de la Senda Botánica diseñado por nosotros.

Para elaborar la Senda Botánica tuvimos que refrescar nuestros conocimientos. De ahí surgió este pequeño trabajo y algunos paneles explicativos que se añadieron a la cartelería.


Más adelante se comentará tanto el mapa como esta tabla.

Al contemplar en fotografías o grabados antiguos de la Casa de Campo vemos un terreno sin apenas árboles, idea que no concuerda con la información que nos dan algunos historiadores. Podemos imaginar lo que queramos o falsear la verdad para que esta parezca más atractiva, pero en la realidad la Casa de Campo nunca tuvo más árboles que ahora.

Vista de la Casa de Campo desde el Alcázar 1534

¿Qué dicen los documentos?

Los documentos que poseemos, principalmente escrituras, nos dicen que estos lugares estaban ocupados por huertos de arriendo, minifundios, con alguna casucha donde se guardaban ganado o herrajes de labranza y también casas de campo con más o menos realce, donde vivían en algunos casos los dueños. Estas casas disfrutaban de cerca, pozos, estanque con su noria, corral y algún que otro árbol de sombra. También había sitios con árboles frutales, viñas y algún que otro olivo, pero eran los menos. Lo que no se refleja en ningún documento es que allí hubiera masas de árboles como encinares, olmedas o pinares.

Cuando se visita ahora la Casa de Campo es difícil de imaginar cómo fue en el pasado, suponiendo que quisiéramos reproducirlo, los pasos seguidos son consecuencia de la acción del hombre en el terreno y más concretamente en las repoblaciones a la que fue sometida, tuvo siempre una finalidad, primero el adorno y después la caza.

Pretender un ecosistema ancestral carece de valor histórico, y si hay alguno que pudiera elegirse sería las huertas ya que es la referencia más común a estos terrenos, incluso en los últimos tiempos y con el propósito de supervivencia del personal que trabajaba en la finca, se recuperó esta actividad. En ningún caso sería el encinar, el retamar o el pinar, tan abundante hoy. El caso de topónimos que aluden a pinares, retamares, robledales u otra clase de plantaciones, es en algunos casos muy modernos, exceptuando el topónimo Garabitas, que significa lugar abundante en retamas y que se incorpora a la toponimia de la Casa de Campo en una escritura de compraventa del 11 agosto de 1744.

Nos proponemos buscar qué clase de árboles se fueron incorporando a la finca durante el periodo que va de 1561 a 1961. Por las escrituras de compra, como dijimos antes, sabemos a qué se dedicó anteriormente algunos terrenos, la información recogida en esos documentos nos muestra una agricultura afincada: viñas, huertas, retamares, árboles frutales y tierras de sembradura (cereales), y algunas «tierras calvas» y eriales. No se detecta grandes masas de árboles, a excepción de algunos álamos, ya que las fincas eran normalmente de pequeño tamaño. Solo unas diez fincas de las que se compraron superaban las 30 fanegas.

La configuración de los terrenos donde se asentaría la Casa de Campo la establecieron los romanos con su explotación agraria, que hicieron desaparecer, si los había, los bosques. Los romanos dejaron en estos terrenos viñas, olivos y encinas, de las que solo quedan algunas de estas últimas.

Tenemos una ordenanza del 13 de mayo de 1512 encaminada a preservar los árboles que había, imponiendo multas y penas muy severas a los que “descortezaren, carbonaren, sacaren cepas para dedicar al cultivo algún trozo de monte”. Esto nos indica que ya los árboles no eran muy abundantes y se requería protegerlos.

Ya en tiempo de Carlos II a finales el siglo XVII, y en las descripciones de sus cacerías, menciona que solo El Pardo es un sitio cubierto de bosque en Madrid.

Las constantes repoblaciones actuales que sufre la Casa de Campo son consecuencia, aparte del terreno que es propicio, de un desconocimiento del lugar en el que se está actuando. Es barato repoblar con pinos cuyo origen es el pago que cualquier empresa o entidad tiene que hacer por haber tenido que arrancar un árbol. El exceso de estos pinos hace que se repueble sin criterio en la Casa de Campo. Esperamos que a consecuencia de la nevada de enero de 2021 con la que la naturaleza, «en su debilidad», no pudo soportar el peso de la nieve, lo que produjo una mutilación sin precedentes en ramas de pinos, encinas y otros árboles. Que no se vuelva a replantar pinos, nada significativos y solo producto de un bajo coste y poco mantenimiento. Este mantenimiento fue el causante de la aparente tragedia de los pinos que nunca se entresacaron y pocas veces se podaron; contribuyendo a su endeblez y poca consistencia. Quizá ahora están en su número justo, sino es que sobran la mitad. Padecemos un exceso de árboles y lo que es peor, plantados sin tener en cuenta el lugar donde se hace. Hasta ahora desde las plataformas en defensa de la naturaleza se decía que había que recuperar una Casa de Campo, que nunca existió, llena de árboles que alguien había arrancado. Pero la realidad histórica nos enseña que no era así. A partir de los estudios realizados con los datos existentes en los archivos, la Casa de Campo nunca fue un bosque al uso, aunque Felipe V la declarara Bosque Real a efectos jurídicos y como un título preconcebido.

Para formarnos una idea de la vegetación que existía en la Casa de Campo antes de la compra de Felipe II de la Casa del Campo de los Vargas, tenemos que recurrir al grabado de Cornelio Vermeyen de 1534, en él vemos la Casa de Campo de los Vargas con algunos árboles y sus alrededores todos ellos áridos y despoblados de vegetación. En 1566 Antón Van den Wyngaerde nos muestra un Palacete con abundantes árboles alrededor, pero fuera el panorama es también improductivo.

Grabado de Cornelio Vermeyen de 1534

La Casa del Campo de Felipe II:

Jerónimo de Algora

El primer jardinero que contrató Felipe II, nada más comprar la Casa de Campo de los Vargas (1 de agosto de 1561), fue el Italiano Jerónimo de Algora, ya que la idea del rey era construir unos jardines para el Alcázar en la Casa de Campo de los Vargas. A él se deben todos los trabajos del Jardín Reservado de Felipe II.  Él es el encargado de crear los primeros jardines de la Casa del Campo donde incorpora los criterios de jardín de las villas del Renacimiento Italiano.

No podemos olvidar a un aserie de jardineros Flamencos y franceses que se unieron al italiano como:  Juan Holbecq, Héctor Henneton, Juan Bordiau, Daniel y Joos Van Honele, Guillermo Coluens, Guillaume de Voos, Marthurin Rouet, Juan Lengle, Juan Rebondf, y Rugel Patien. Del Libro (Locus Amoenus: Gardens and Horticulture in the Renaissance de Alexander Samson)

Felipe II que conocía muy bien las ciudades flamencas embellecidas con hermosos Jardines y variados estanques. Quiso para Madrid y su Casa de Campo los mismos adornos y no escatimó recursos para traer árboles desde Flandes.

El 8 de noviembre de 1562, un año después de traer la Corte a Madrid, expide una cédula real para que Hernando de Vega y Fonseca «nuestro corregidor de las cuatro villas de la costa del mar«… proporcione a Guillaume Coluens. «maestro Jardinero flamenco» unos 5.000 árboles, que habían sido plantados provisionalmente en Colíndres, pueblecito de Santander, e Importados de Flandes el año anterior. Se destinarían “a esta villa de Madrid”. El transporte se hizo a lomo de bestias y en pesadas carretas. El coste, así como los jornales y alquileres de las caballerías y carretas se pagaron, pero no otros servicios. El Rey encarga a los “Justicias y Jueces» de los lugares por donde pasare el “Jardinero flamenco” con su tren de acémilas y carretones le den las posadas “necesarias para el buen recaudo«; por este servicio no podrán cobrarle «ningún dinero» ni por el cobijo de las «bestiasy «carretas«.

Con estos medios llegaron a la Villa de Madrid más de 5.000 árboles criados en las turberas y tierras fértiles de Flandes.

.En otra cédula podemos ver el gasto ocasionado con motivo de la traída de los citados árboles, y como la libranza pecuniaria corrió a cargo de Francisco Murgía, mayordomo y pagador de las obras del Alcázar de Madrid.

Entrego al Jardinero flamenco Guillaume 500 reales, equivalentes a 17.000 maravedíes, por los trabajos de “arrancar y aderezar» los 5.000 árboles que estaban plantados en Colíndres, traídos de Flandes “a primeros del año pasado». De la misma cantidad se “pague» también “a los arrieros que los han de traer a nuestra casa del bosque de Segovia y a esta villa de Madrid». El veedor de las dichas obras. Luis Hurtado, tomó razón de ello en su cuenta por mandato del Rey y libró los expresados 500 reales. Los documentos, en verdad que suelen ser lacónicos en su terminología, pero nos suministran a veces datos preciosos que con agrado se consignan por los historiadores, porque son los más verídicos testigos de la historia.

Los árboles los recibe Jerónimo de Algora como jardinero mayor de la Casa de Campo, no todos los árboles se plantaron en la Casa de Campo algunos fueron para Aranjuez y otros se plantaron en las calles de Madrid.

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Curiosidades

Como Jardinero Mayor Jerónimo de Algora tiene a su servicio los llamados “esclavos jardineros”, algunos de ellos prisioneros de las batallas contra los turcos, entre ellos estaba el turco Francisco de Esperanza y cuatro “jardineros esclavos” más del mismo país, uno de ellos se escapa de la Casa de Campo y Felipe II manda una cédula a Jerónimo de Algora que entre otras cosas dice: se fue sin licencia y esta huido sin haberle dado libertad, para que desde el día de la fecha de esta mía cédula en adelante sea  vuestro propio y le podáis buscar y hacer del lo que quisieres y por bien tuvieres”. 15 de mayo de 1565.

Tenemos mucha información escrita de Jerónimo de Algora, cosas referentes a los Lagos, a las visitas y otras intimidades, pero nada referente a las plantas que utilizó en la jardinería del Jardín Reservado.

Gregorio de los Ríos

No es hasta 1589 cuando Felipe II nombra a Gregorio de los Ríos como capellán y jardinero de la Casa de Campo: por su buena relación que se me ha hecho de la virtud y ejemplo de Gregorio de los Ríos, clérigo presbítero, y la experiencia que tiene de las cosas de plantío y jardines”.

Gregorio de los Ríos autor de un trabajo importante sobre Agricultura de Jardines Castellanos, pero más versado y útil en las plantas y sus flores de la Casa de Campo que de sus árboles, de su trabajo, como algunos atestiguan, si pudiéramos hacer un inventario de las plantas y árboles de la Casa de Campo sería genial, pero no es así, Gregorio de los Ríos no especifica el lugar en donde están las plantas que estudia y siguiendo una tradición que aún hoy pervive, la del sacerdote versado en temas de naturaleza, como en entomología lo fue José María de la Fuente, Ambrosio Fernández González y más adelante nuestro amigo Tomás García Sempere, sigue unos criterios poco científicos y rozando la superstición y la tradición árabe.

En 1620 el libro de Gregorio de los Ríos incorpora los árboles para jardines, del libro se deduce que muchos de los árboles que en él se nombran están en la Casa de Campo, pero la toponimia aún no está generalizada y los nombres a veces se refieren a árboles que hoy nombramos de otra forma. Los frutales son los que mejor se reconocen.

Relación de árboles que menciona Gregorio de los Ríos:

Cercis silicuastrum L. Árbol del amor, Cupressus sempervirena L. Ciprés, Punica granatum L. Granado, Laurus nobilis L. Laurel, Cydonia oblonda M. Membrillo, Platanus orientalis L Plátano, Tilia platyphyllos Scop. Tilo, Prunus dulcis Miller Almendro, Corykus avellana L. Avellano, Prunus avium L. Cerezo, Prunus cerasus L. Guindo, Prunus domestica L. Ciruelo,   Castanea sativa Miller Castaño, Ficus Carica L. Higuera, Cydonia, Malus pumila Miller Manzano, Morus albar L. Morera, Juglans nigra L. Nogal, Olea europea L. Oliva, Pyrus communis L. Peral, Citrus sinensis Osbeck Naranjo, Citrus limón L. Limonero, Prunus armeniaca L. Albaricoque, Prunus pérsica L. Melocotonero, Ulmus minor Miller Olmo, Populus alba L. Álamo blanco, Populus nigra L. Chopo,  Fraxinus excelsior L. Fresno, Tamarx gallica L. Taray, Quercus ilex L. Encina, Quercus pirenaica Willd Roble, Pinus sp. L. Pino, Pinus pinea L. Pino piñonero

Repoblaciones

Una vez comprada la Casa de Campo de los Vargas por Felipe II en 1561, sabemos que fue repoblada y como referencia utilizaremos el cuadro de Félix Castello de 1634. Habían pasado casi 70 años, pero los alrededores de la Casa de Campo apenas habían sufrido alguna variación. Vemos la abundante vegetación alrededor de los lagos y el arroyo de los Meaques, así como la del Jardín Reservado. Fuera vemos algunas pequeñas islas de árboles. Esta pintura de Félix Castello, y lo sabemos los estudiosos de la Casa de Campo, es bastante fiel a la realidad, en la Casa de Campo de los Vargas recientemente restaurada vimos que el dibujo de Castello se correspondía con los restos encontrados de aquella mansión renacentista que fue restaurada por Juan Bautista de Toledo y más adelante por Sabatini.   

En 1634 fuera de la Casa de Campo apenas había árboles.

Año 1570 se compran 300 Chopos.

En principio la Casa del Campo de los Vargas como toda casa de campo estaría rodeada de vegetación, su proximidad con el río Manzanares y su utilidad la harían concentrar en lo que era la finca, con “agua manante y estante” gran cantidad de árboles y posiblemente serán las siguientes incorporaciones que realiza Felipe II lo que le llevaría a comprar en 1570, nueve años después de la compra de la finca, 300 chopos que se plantarían cerca de los estanques. Ni que decir tiene que estas compras venían a aumentar los árboles ya existentes. Sabemos por las compras, que la mayoría de terrenos estaban poblados de árboles frutales propios de las huertas y lugares de agua abundante. Pero también, y lo sabemos porque en 1580 se ordena a los jardineros sacar y cortar árboles salvajes, no sabemos a qué especies de árboles se refiere la orden. Posiblemente sean los que se reproducen espontáneamente sin la intervención controlada de los jardineros. Y lo que se les pide a estos es que en su lugar se planten árboles frutales de gran calidad. Por referencias (1.567) y por su carácter decorativo se nombran naranjos, membrillos, melocotones, ciruelos, guindos, nogales, manzanos, perales y limoneros.

Año 1585 tarayes.

La incorporación de nuevas especies tiene a veces sus inconvenientes ya que las aguas de la Casa de Campo suelen tener una alta salinidad, lo que lleva a los jardineros a traer en 1584 desde Aranjuez quince carretadas de vara de Taray para que absorban la salinidad del suelo que perjudicaba a otras especies (Hay que reseñar que esto era solo una creencia). Aún hoy tenemos en las proximidades de El Lago y el antiguo cauce del arroyo del Vadillo, ejemplares de este pequeño, por altura, árbol, descendientes de aquellas plantaciones de finales del siglo XVI.

En un periodo de tiempo las incorporaciones de árboles nuevos a la Casa de Campo no son importante. Se sabe más de los derribos a causa de viento, ya los árboles empiezan a tener una altura y edad madura. En una tormenta en 1562 se contabilizan 31 álamo caído dentro del jardín. 

Curiosidades

Primer Jardín Botánico de España

Fue el médico Andrés Laguna el primero que consideró necesario crear en España un jardín botánico. Así se lo manifiesta a Felipe II en el año 1555 al dedicarle su “Dioscorides” principal manual de farmacopea durante toda la Edad Media y el Renacimiento, traducido e ilustrado.

Dice Laguna:

“Siendo cosa justísima, que pues todos los Príncipes y las Universidades de Italia se precian de tener en sus tierras muchos y muy excelentes jardines, adornados de todas las plantas que se pueden hallar en el universo, también V. M. provea y de orden que a lo menos tengamos uno en España sustentado con estipendios reales. Lo cual V. M. haciendo, hará lo que debe a su propia salud, cosa importante al mundo, y a la de todos sus vasallos y súbditos, y juntamente dará gran animo a muchos y muy claros ingenios que cría España, para que viendo ser favorecida de V. M. la disciplina herbaria, se den todos con grandísima emulación a ella: del cual estudio redundara no menor gloria y fama, que fruto a toda la nación española, que en lo que más le importa es tenida en todas partes por descuidada”.

Felipe II accedió a los deseos de Andrés Laguna y destinó una parte de los jardines de Aranjuez al científico.

Noticia de ello nos dejó Francisco Franco en su libro de enfermedades contagiosas, publicado en Sevilla en 1569, diciendo al tratar del Mitridato: «que solicito del Ayuntamiento de Sevilla el que se formase un Jardín Botánico para tener las plantas medicinales, del mismo modo que lo tenía en Aranjuez el Rey Don Felipe II, el cual acababa de mandar (1568) a las Andalucías de Real orden a D. Francisco de Castilla, asistente de Sevilla, un gran herbolario encargado de recoger todas las plantas medicinales que encontrara y llevarlas al Jardín de Aranjuez.

Es verdad que este Jardín Botánico, establecido en Aranjuez, tenía por objeto especial el cultivo de las plantas de aplicación médica; pero casi no podría decirse otra cosa de los demás de aquella época, en que la Botánica no tenía una existencia independiente. De todos modos, siempre es digno de saberse que España fue la primera nación que siguió el ejemplo de Italia; porque Holanda, Alemania, Francia, Inglaterra y todas las demás no tuvieron Jardines Botánicos hasta después del año 1568. (Miguel Colmeiro 1875)

Es muy común entre los jardineros de la Casa de Campo, incluso de historiadores, el decir que Felipe II tuvo un jardín de plantas medicinales, que por entonces se llamaba “Jardín de Yerbas” en la Casa de Campo. Esto no es cierto, no hay nada que atestigüe ese punto. Sabemos que Felipe II tuvo un “Jardín de Yerbas” medicinales en Aranjuez y otro en la llamada Huerta de la Priora, cerca del Alcázar, con proyecto de Honorato Pomar. Todo viene de la cesión que Alfonso XIII hizo en el año 1929 a la Unión Farmacéutica Nacional presidida por José de la Vega, y que sirvió para crear el Comité Nacional de Plantas Medicinales, este hecho sembró en las mentes posteriores la inexistente idea del Jardín de Plantas Medicinales.

Fernando VI

Cuando el Príncipe Fernando, más tarde Fernando VI empieza sus compras de terrenos para aumentar la Casa de Campo al tamaño y forma que hoy conocemos, incorpora terrenos de secano de menos valor, ya que están lejos del río y a excepción de las huertas y tierras de Cobatillas, mucho de este terreno es pobre y sin trabajar. Por eso en 1727 se hace la compra más importante de árboles de los que se tienen referencia, la pena es que dada la cantidad y variedad no se reflejan especies. Hay que tener en cuenta que aún Linneo no había establecido su sistema de clasificación, lo que hacía que muchos árboles se conocieran con nombres diferentes.  Lo que sí queda claro es cuándo se introduce un árbol que hasta la actualidad es muy importante, me refiero al roble en sus tres variantes. En los relatos de “Viage de España” de Antonio Ponz y Piquer en 1772, describe la Casa de Campo así: «Con jardines y arboledas amenísimas, aunque no muy grandes, y un bosque para caza menor… que con el tiempo será excelente… si continúan los plantíos que se han empezado a hacer”.

Jardín Botánico – Vivero de Migas Calientes.

El Real Jardín Botánico fue creado por el rey Fernando VI mediante la Real Orden de 17 de octubre de 1755, con sede en la Huerta de Migas Calientes a las afueras de Madrid.

Vivero de Migas Calientes.

El jardín de Migas Calientes era propiedad del boticario de Felipe V Luis Riquer que lo donó al Príncipe Fernando como regalo a su nombramiento en 1724 como Príncipe de Asturias.

Ya como rey, Fernando VI encarga la fundación del Real Jardín Botánico de Madrid, al cirujano y botánico José Quer Martínez, trasladando el primitivo Jardín Botánico de Aranjuez creado por Felipe II.

El jardín en su origen era un huerto de frutas y algunas plantas medicinales. Cuando se fundó el Real Jardín Botánico se arrancó todo lo existente y se sembró con las plantas traídas por José Quer de toda la Península.

José Quer Martínez fue nombrado primer catedrático de Botánica y en un índice del Jardín de Migas Calientes impreso en 1772 aparecen 650 especies.

Es este Jardín Botánico de Migas Calientes el que aporta a la Casa de Campo, por su proximidad y porque en ese momento aún no existían los viveros del Reservado, los árboles ornamentales. Tenemos la documentación de que los Ailanthus altissima se introdujeron en España a través de Migas Calientes traídos de Francia, otra especie muy madrileña como las Robinia (acacias) siguieron el mismo proceso.   

Año 1786-1500 plantas de Robles.

En 1786 se ordena al gobernador de Aranjuez que aporte 1.500 plantas de roble para el bosque de la Casa de Campo.

Mientras se hacían estas compras, por la toponimia y las referencias aportadas, sabemos que en el actual Pinar de las Siete Hermanas había más de quinientas encinas (año 1791) y en la subida hacia el actual teleférico había olivas que daban nombre al cerro (año 1788).

Aunque tenemos como 1805 la creación posible del vivero y sus planteles. Sin lugar a duda la máxima variedad de especies se producirá en el corto reinado de José I y años posteriores gracias a un jardinero que será recordado como Mister Pierre (Pedro Dirac).

Fechas en que se nombran los árboles de la Casa de Campo:

En 1809 se hace una relación de árboles que se necesitan para la Casa de Campo:

Acacias de flor blanca, sófora del Japón, Glericia triacantus, azganes, roble de flor de plátano, roble de hoja de fresno, arce del Canadá, cadera de los Alpes, serbal de cazadores, tila de Holanda, aliso, carpe, bignonia catalpa, filirea, árbol de Santa Luisa, cadero alpino, hojaranzo, temblón, almendro loco, cotoresque, piracanta, arrelanchero, ailanto glandulosa, apacan o nuez de la Luisiana, fresno de flor y turego oriental.

En 1837, se había realizado en su frente principal una plazoleta, en la que se plantaron trescientos árboles y cinco mil pies de lilas y arbustos.

En 1838 se manda que de la Real Casa de Campo se remita 400 pies de acacias a los viveros de Aranjuez, para la plantación que va a hacer en aquella población. Esto significa que las acacias que fueron introducidas en 1762 en el Jardín Botánico de Migas Calientes habían prosperado bien en la Casa de Campo.

Durante el reinado de Isabel II, el arbolado de la Casa de Campo recibió un gran impulso, calculándose que ocupaba unas 90 hectáreas, viéndose también aumentados los viveros, a la vez que se mermaba la superficie de las huertas y los terrenos incultos, mientras se aumentaban las dotaciones de aguas. Fernando Boutelou en 1841, decía:

«el arbolado de esta Real Posesión ha recibido considerables mejoras de cinco años a esta parte, entre ellas la formación de un extenso plantel de aclimatación, el cual contaba el 22 de junio con 83.374 plantones de árboles de sombra y frutales de distintas clases, la formación de muchas calles de árboles y población al lado de los arroyos y sitios húmedos de estacas de vardaguera, sauces, chopos… la vegetación es vigorosa tanto en plantíos nuevos como en antiguos y de muchos miles de árboles que se plantan todos los años rara vez se malogra alguno. Este año ya van plantados más de 6.000 árboles entre frutales y de sombra y se continuará hasta 16.000, para conseguir un vergel, a lo cual se presta por la buena calidad de la tierra y la abundancia de aguas…»

En 1841, se formaba en la antigua Huerta Grande un Jardín de Aclimatación, que fue dividido en varias calles, entre las que se formaron cuarteles, uno dedicado a árboles frutales, en el que se instalaría una escuela; otro, a árboles exóticos; y los demás, a árboles de sombra y silvestres, traídos de todas las partes del reino, de Escocia y de Noruega; tampoco faltaron los arbustos e incluso unas zonas de huertas, dedicadas al cultivo de hortalizas, a la vez que se construían diversas estufas.

En 1843 el 3 de abril. Siembra de Robles y encinas en la Casa de Campo.

Se llevó a cabo, pero con mayor extensión, la siembra de bellota de encina y roble que en nuestra anterior memoria anunciábamos. En vez de las 500 fanegas de tierra que entonces anunciamos que se sembrarían, pasaron quizás de 900 las que se sembraron. En estos meses, y adelantando oportunamente las operaciones, se han sembrado ya más de otras 750 fanegas de tierras, y se han reparado las marras que se han advertido en lo sembrado a principio de año con bellotas de encina y roble y piñones, traídas aquellas de Extremadura y costa de Cantabria y estos de Coca y otras partes.

Para proteger estas plantaciones de los conejos, se construían tapias de tierra como la que tuvieron el Plantío de Largueira:

Siendo los conejos el azote destructor de cuanto se sembraba y plantaba en la Real Casa de Campo, tanto que para preservar la siembra del año pasado fue necesario hacer un tapial de tierra de cuatro pies y medio de alto y más de 2.708 varas lineales, que aun costando 15.760 rs. con su albardilla, puertas etc., no bastó para preservar del todo lo sembrado, se ha determinado atacar el mal en su origen. Al intento, al subastar según costumbre de todos los años la saca y caza de los conejos en dicha real posesión, se ha contratado que se hayan de sacar en esta temporada 30.000. Pasan ya de la mitad los que a esta hora van sacados, y ya con esta merma se ha determinado no tapiar el terreno que acaba de sembrarse, y extender todavía más la siembra y multiplicar por todo.

Se hacen entonces setos de Gleditsia triacanthos para proteger los nuevos árboles traídos para aclimatarse.

Se repuebla con pinos traídos de Valsaín el pinar de las Siete Hermanas. 

En 1846, siendo director general de Jardines y Bosques del Real Patrimonio Fernando Boutelou, en una pequeña isleta, rodeada por una pequeña ría que fue desecada en 1869, se realizó un jardín a la inglesa, con prados y numerosos macizos de flores (hortensias, camelias, rosales, jazmines, tulipanes, claveles, etc.) y abundantes arbustos y árboles (muchos de ellos, exóticos) (51). Además de quinientos cuarenta árboles, como sóforas, acacias, olmos, robles, etc.

En 1847 Pascual Madoz habla del vivero y dice que él hay 917.192 árboles de diversas especies dispuestas para trasplantarse. Sabemos que ese año salen de la Casa de Campo 300 nogales y 300 frutales varios para la Montaña del Príncipe Pio.

En 1854, comienzan a ampliarse los viveros, aunque la obra no se llegara a terminar. Simultáneamente, se iban plantando por las zonas de bosque un buen número de encinas, pinos, robles, acacias, olmos, etc., además de arbustos. Otras plantaciones se hicieron en los bordes de los paseos arbolados, que llegaron a sumar unas 29 hectáreas, recibiendo algunos de ellos los nombres de diversos árboles: como el de los Plátanos, de los Chopos, Castaños, Acacias, etc.

En 1855 listado, cuantificando las plantas nuevas: fanegas de sembrado (180), fanegas de bellota (85), fanegas de piñones (10), retama (30 fanegas), álamos negros (1.997), robles (145), plantas de boj (60.000), acacias blancas (336), sáforas (17), almeses (50), nogales (181), robles (39), plátanos (20), álamos negros (5), chopos (140), fresnos (20), moreras (80), alteas (75) acacias de bola (172), acacias de rosa (93), sóforas llorosas (10), acacias blancas de semilla (2.000), álamos negros de semillas (3.900), estaquillas de chopo (1.880) y fresnos de flor (18).

En 1857 se sacan de la Casa de Campo 8.000 acacias y álamos, para adornar las carreteras, costumbre traída de Francia y que aún se puede observar. Y un año después se sacan cipreses y más acacias.

En 1860 se ponen a la venta 32 especies de árboles.

En 1862 se traen tres plantas de secuoya, árbol gigantesco de California. En estos años se empieza a hacer el mapa de la Casa de Campo en él se reflejan las características del terreno y vemos que la mayoría de las zonas están repobladas de encinas y retamas y en menos escala de pinos. Hay que señalar una diferencia entre la Casa de Campo de los Reservados y las proximidades del Lago hasta Siete Hermanos, en estos lugares que corresponden con la antigua posesión de Felipe II los árboles son variados y de especies introducidas.

En 1866 relación de árboles: Plátanos (800), chopos piramidales (130), acacias de bola (600), acacias de rosas (100), acacias blancas (5.600), castaños de Indias (300), sóforas (500), álamos negros (1.330), gledisias (300), arces (500), aligustre de Japón (2.000) y avellanos (200).

En 1866 se hace una plantación de pinos en el Cerro de las Figuras. Se planifica emplear seis años, a razón de 3.000 pinos por año.

En 1868 se utilizarán 100 fanegas de piñón común y seis de nogal. La repoblación con pino comienza en el actual Pinar de las Siete Hermanas (1858), y la franja que va paralela al Paseo de los Plátanos se repuebla con nogales. A partir de esta repoblación el pino se irá introduciendo de manera excesiva hasta llegar a la época de los años 1950-1970 cuando llega a su máxima difusión unida al ciprés de Arizona o arizónica. 

En 1872 entraron en la Casa de Campo 12 welligtonias (secuoyas gigantes) , 12 lauros (laureles), 200 sauces de Babilonia, 300 chopos del Canadá, 32 chopos cardinos, 12 chopos calzamíperos, 56 chopos lombardos, 50 flores de amor, 50 sóforas de Japón, 50 acacias de tres puntas, 50 robles comunes, 50 morales.

Con la Restauración monárquica en 1874 se volvió a arreglar esta zona, como sus destrozados jardines, que prácticamente estaban en estado salvaje, poblados de maleza, por lo que se plantaron más de cuatro mil árboles de sombra (tuyas, cipreses, moreras, aligustres, cedros, abetos, plátanos de Indias, lilos, acacias, etc.) y doscientos veinticinco frutales (melocotoneros, perales, manzanos, cerezos, etc.), además de un buen número de arbustos y flores (entre las que abundaban las lilas). También se formó una esparraguera y una zona destinada al cultivo de fresones traídos de Aranjuez.

A finales del siglo, durante la regencia de Mª Cristina, al darle al Real Sitio una mayor importancia recreativa, el Jardín Reservado recibiría considerables mejoras, poniéndose nuevos árboles, nuevas praderas y plantándose lauros alrededor de su tapia, para ocultar su feo aspecto. En 1891, se construía una nueva estufa, de treinta y cinco metros de longitud.

En 1904 hay una siembra de bellota de encina. Doce fanegas de bellota de encina procedentes del monte de El Pardo, más otras doce de bellota de roble, procedentes de Aranjuez.

En 1931 cuando la II República se hace cargo de la Casa de Campo, en los trabajos de Álvarez Naya y Muiño, en especial el primero, nos deja un buen listado de los árboles que en ese momento hay en la finca, así como deja constancia de las enfermedades que asolan los pinos; la procesionaria y a los olmos con la grafiosis que acaba con los mejores ejemplares como los de la fuente del Príncipe.

Copio los diferentes listados que en su trabajo nos proporciona:

En los viveros existen de diferentes tamaños 52.816 unidades, estando en tiempo de trasplante para repoblación de las clases las cantidades que se consignan:

Plátanos ………………………………………………..           1.204

Acacias …………………………………………………..            462

Castaños ……………………………………………….              304

Chopos ……………………………………………………………… 191

Moreras ………………………………………………………….. 1.666

Pinos ……………………………………………………………….. 223

Total .………………………………………………………….      4.050

En bosque y vivero. Superficie, 2.003.750 metros cuadrados, que contienen 6.825 árboles, en su mayoría álamos negros, y viveros con las plantas siguientes:

En el vivero del paseo de los Chopos, 2.200 moreras; en el del Pino Gordo, 1.697 moreras; en el de la Puerta de Enmedio, 1.872 moreras; en el de los Noga­les, 5.760 moreras; en el del Pasillo, 1.518 moreras; en el de la pared de la Fuente de la Teja, 1.888 moreras; en el de la Puerta Esplayer, 990 moreras; en el del Rincón2.300 moreras; en la Puerta Esplayer, 642 moreras; en la de Rodajos, 420 mo­reras; en la del Medianil, 240 moreras; en la central del Reservado, 158 tilos; siete cuadros que contienen 10.500 plátanos; tres que contienen 4.500 acacias; dos que contienen 3.500 castaños; uno que contiene 1.700 fresnos; otro que contiene 2.400 pi­nos, y seis, de alfalfa, que miden 10.000 metros cuadrados.

En montes (año 1932):

Número   6.    Cuartel del Ángel: pinos, encinas y retamar ……………………..….         86.200 árboles.

Número   7.    Cuartel del Batán: chaparro y retamar ……………………………………… 106.500 encinas.

Número   8.    Cuartel de Rodajos: chaparro y retamar …………………………..           144.000 encinas.

Número   9.    Cuartel de los Pinos ……………………………………………………………… 156.700 pinos.

Número 10.    Cuartel de Casa Quemada: encina, álamo negro, fresno y retamar…. 232.800 árboles.

Número 11.    Cuartel de Cobatillas: chaparro y retamar ……………………….           220.700 encinas.

Número 12.    Cuartel de la Torrecilla: chaparro ………………………………………… 135.200 encinas.

Total.…………………………………………………………………………..      1.082.100 árboles.

Año 1954 pinos y arizónicas.

Después de la Guerra

Para terminar, diremos que las desafortunadas repoblaciones de pinos y arizónicas que se produjeron después de la Guerra Civil 1936-39, fueron obra del Ministerio de Agricultura y el responsable el director e ingeniero agrónomo Fernando Sanz- Pastor Mellado, que con un desconocimiento del lugar pretendía según sus palabras: recuperar el bosque que fue la Casa de Campo.

Las grandes repoblaciones terminaron en el año 1954, cuando se abrió al público totalmente, sin necesidad de tarjeta, la Casa de Campo.

EN LA ACTUALIDAD

En los últimos años como ya dijimos se sigue una política sin criterio histórico y las repoblaciones han sustituido en algunos lugares los retamares, ecosistema que presidía los últimos tiempos de la Casa de Campo como consecuencia de que a Alfonso XIII le gustaba la caza con galgo que requería grandes espacios abiertos.

La grafiosis provocada por la acción de los escolítidos en una de sus treinta especies conocidas, aquí la más abundante es el Scolytus multistriatus, sigue siendo el azote de los olmos.

También la lenta progresión del Cerambyx welensii el que todos conocíamos como Cerambyx velutinus, cuya larva ataca los robles y encinas. Hay que señalar que en un grave error se clasificó en la Casa de Campo, no sabemos en qué momento, a este longicornio como Cerambyx cerdo con las consecuencias que llevaba este error ya que el Cerambyx cerdo está protegido, pero no así el welensii. Es evidente que el error es de principiantes dadas las diferencias evidentes que cualquier entomólogo sabe ver a simple vista.

Cerambyx welensii (Küster) .
Fotos del autor del trabajo.

Cerambyx cerdo (L).
Foto del autor del trabajo.

No podemos obviar a los ciclistas como responsables de la erosión del terreno que una vez compactado deja de absorber la poca agua de la lluvia necesaria para su irrigación. No es la sequía la responsable única de que algunos árboles se sequen, ya que normalmente las raíces profundizan lo suficiente para alcanzar el agua, pero cuando esto no sucede y las raíces quedan en superficie la compactación hace que no las alcance el agua.

Este mapa nos da un idea rápida y comprensible de la vegetación actual de la Casa de Campo.

Está claro que, al comparar este mapa con los cambios de uso del suelo de la Casa de Campo, vemos como se ha replantado hasta casi un cuarenta por ciento de pinos en el siglo XX y XXI, mientras que la retama retrocede del casi sesenta por ciento al doce.

Catálogo actual de árboles de la Casa de Campo  

 

Acer campestre

Acer monspessulanum (arce de Montpellier)

Acer negundo

Aesculum hippocastanun (castaño de indias)

Ailantus althisima

Brousonetia papyrifera

Cercis siliquastrum

Ceratonis siliqua

Celtis australis

Cedrus deodara                           

Cedrus atlántica

Cedrus deodara

Cedrus libani

Cupressus arizonica               

Cupressus sempervirens  

Cupressus leilandii

Cupressus lusitánica

Crataegus monogyna

Crecis siliquastrum

Chamaerops humilis

Catalpa bgninoide

Fraxinus angustifolia          

Ficus carica

Gleditsia triacanthos

Junispero sp.

Juniperus oxycedrus

Olea europeaMorus sp.

Morus sp.

Morus alba

Melia azedarach

Prunus amygdalus

Pinus pinea 

Platanus hispánica

Prunus amygdalus

Prunus dulcis

Prunus cerassifera

Populus alba   

Populus nigra 

Pinus halepensis             

Populus canadienses

Picea abies

Punica granatum

Quercus rotundifolia

Quercus robur

Quercus cerris

Quercus petraea

Quercus ilex  

Quercus pyrenaica

Quercus faginea

Robinia pseudoacacia   

Sophora japónica

Salix sp. 

Salix babylonica

Salix atrocinerea          

Ulmus sp. 

Ulmus minor

Ulmus pumila

Thuja plicata

Tamarix sp

Koelrhutería pani

Tablas sacadas del proyecto de ordenación forestal de la Casa de Campo octubre de 2014.

Unidades de vegetación

Para analizar la vegetación de la Casa de Campo hay que establecer diferentes unidades de vegetación cuyas exigencias ecológicas son parecidas como olmedas, encinares, pinares, etc.

Las unidades de vegetación que nos interesan particularmente son:

Olmedas

Las olmedas de Ulmus minor, sistemáticamente, ocupan fondos de valles con capas freáticas asequibles o con humedad edáfica (en el suelo) permanente, únicos medios donde logra el agua suficiente para compensar la sequía estival. En la Casa de Campo, la olmeda se desarrolla en fondos de valle, arcillosos, compactos e impermeables, ocupando una segunda banda arbolada del bosque de ribera, inmediatamente detrás de la sauceda y la fresneda. Requerimientos aparte, la antigua olmeda ha desaparecido como consecuencia de la grafiosis. Por este motivo, las olmedas actuales tienen aspecto de pastizal en el que intentan resurgir Ulmus minor a partir de rebrotes, acompañados por ejemplares dispersos de Populus nigra. Además, estas zonas pretenden recuperarse, dado su alto valor ecológico y estético, por ello, han sido objeto de recientes repoblaciones con distintas especies arbóreas caducifolias adaptadas a este ambiente almeces (Celtis australis) y olmo de Siberia (Ulmus pumita). Complementariamente han aparecido ailantos (Ailanthus altissima).

En las zonas poco degradadas, el estrato arbustivo está formado por zarzales-espinales que actúan como primera etapa de sustitución y como orla defensiva de la vegetación riparia (ribera) cercana. Los arbustos más habituales son rosales (Rosa corymbifera, Rosa canina, Rosa pouzinii…), zarzales (Rubus ulmifolius) y majuelos (Crataegus monogyna) y en el estrato herbáceo cabe destacar la presencia de Arum maculatum en la olmeda del Bosque de los Manantiales al este de El Lago.

Por el contrario, en las zonas desnaturalizadas, ya sea por razones naturales (en los taludes removidos y de fuerte pendiente), o por razones antropógenas (causado por la acción del hombre)(en zonas de recreo o vías de comunicación), aparecen etapas regresivas nitrófilas (ligada a la presencia y a la actividad humana) adaptadas a mayor insolación y menos exigentes en cuanto al suelo, formadas por macroterófitos como cardos (Carduus tenuifilorus, Onopordum illyricum, Picnomon acama, Sylibum marianum, Santhium spinosum…), gordolobos (Verbascum nigrum, Verbascum pulverulentum, Verbascum sinuatum…) y umbelíferas ruderales como la cañaeja (Férula communis) y la viznaga (Ammi visnaga).

Olmedas con frondosas

La olmeda (Ulmus minor) con frondosas, es una asociación vegetal muy similar a la olmeda, aunque en este caso los olmos están acompañados por árboles caducifolios aislados. Debido a la regresión que han sufrido las olmedas como consecuencia de la grafiosis, estas zonas también aparecen con aspecto de pastizal en el que intentan resurgir los olmos a partir de rebrotes, pero aquí están acompañados por árboles aislados que se reparten de forma desigual por toda la unidad, principalmente fresnos (Fraxinus angustifolia) y chopos (Populus alba y Populus nigra). Aparecen también pequeños bosquetes de ailanto (Ailanthus altissima) y tilos {Tilia platyphyllos) como en el arroyo de Valdeza.

Existen tres zonas donde aparece esta formación: arroyo de Valdeza, arroyo barranco de Cobatillas cerca de la fuente y tramo medio del arroyo de los Meaques. Son zonas muy degradadas y por ello el estrato arbustivo no existe, sólo se observan plantas nitrófilas como cardos, gordolobos y umbelíferas ruderales. Actualmente, se intenta recuperar la última de las zonas mencionadas mediante repoblaciones de Fraxinus angustifolia, Fraxinus excelsior, Fraxinus ornus, Celtis occidentalis, Ulmus pumila

Fresnedas

La fresneda (Fraxinus angustifolia) es un bosque caducifolio que forma habitualmente una banda arbolada próxima a un cauce, pero libre o poco expuesta a sus efectos erosivos. No necesita el contacto directo con el agua, pero sí requiere humedad abundante y que el nivel freático quede al alcance de sus raíces. Normalmente, habitan en los valles amplios de relieve llano con suelo fresco, suelto y preferentemente no calizos.

En su estado natural es un bosque denso pluriestratificado. En el estrato arbóreo suele dominar el fresno acompañado por ejemplares aislados de chopo (Populus alba, Populus nigra, Populus trémula) y ailantos (Ailanthus altissima) formando bosquetes. En el estrato arbustivo se desarrollan ejemplares jóvenes de la especie dominante, junto con arbustos aislados como majuelos (Crataegus monogyna), rosales (Roso corymbifera, Rosa canino) y zarzales (Rubus ulmifolius). El estrato herbáceo es un pastizal.

Muchas de las fresnedas de la Casa de Campo, se desarrollan en zonas donde la presión humana es muy alta (erosión y compactación del suelo), por esto no aparecen como auténticos bosques de fresnos sino más bien como dehesas, en las que aparecen los ejemplares aislados sin apenas vegetación acompañante, una de estas fresnedas deterioradas es la que se asienta a lo largo del arroyo de los Meaques.

Se trata de regenerar estas zonas mediante repoblaciones con diversas especies de fresnos (Fraxmus ongustifolia, Fraxinus excelsior, Fraxinus latifolio, Froxinus ornus…), robles (Quercus robur) y chopos (Populus deltoides) y reducir el impacto de los ciclista y paseantes.

Como singularidad se puede extraer que, en el arroyo de Cobatillas, actualmente seco, existe una fresneda en la que aparecen algunos tarays (Tamarix gallica), aislados o formando pequeños rodales.

Fresnedas con encinas

La fresneda con encinas es un bosque mixto en el que predomina el fresno (Fraxinus ongustifolia), acompañado por encinas (Quercus rotundifolia) y otras quercíneas (Quercus pyrenaica y Quercus robur). Se desarrolla en zonas próximas a los cauces de los arroyos donde existe suficiente humedad edáfica (en el suelo); ocupa zonas de transición entre el bosque de ribera y el encinar.

Tiene aspecto de dehesa porque los fresnos aparecen aislados, así como el estrato arbóreo acompañante, más raramente formando bosquetes. Los árboles codominantes son habitualmente encinas (Quercus rontundifolia) y robles (Quercus pyrenaica y Quercus robur) y algunos ejemplares aislados de olmo (Ulmus minor). Las mejores masas aparecen en el tramo medio del arroyo de los Meaques en el que las especies acompañantes forman un robledal que actualmente predomina sobre la fresneda. Entre los robles de esta zona aparecen rebollos (Quercus pyrenaica), roble albar (Quercus robur) y roble pubescente (Quercus pubescens).

Debido a su uso recreativo, estas zonas aparecen degradadas fundamentalmente debido a la erosión y compactación del suelo, por ello no existe un estrato arbustivo bien definido. Únicamente aparecen algunos majuelos (Crataegus monogyna) aislados, rosales (Rosa canina) y muy raramente labiérnagos (Phyllirea ongustifolia).

Para evitar que la desnaturalización sea irreversible se han realizado repoblaciones en los últimos años de roble albar (Quercus robur) fundamentalmente.

Masa monoespecífica de frondosas

Son bosquetes de árboles caducifolios exóticos: moreras (Morus alba), acacias de tres espinas (Gleditsia triacanthos), almeces (Celtis australis) y plátanos (Platanus hybrida). Todos ellos se caracterizan por su valor ornamental y su resistencia a la contaminación. En realidad, no son más que una plantación densa de la especie en cuestión. Son zonas pobres en cuanto a diversidad. No aparece estrato arbustivo y el estrato y el estrato herbáceo es un pastizal.

La más representativa es el bosquete de moreras (Morus alba) que existe cerca de la salida al paseo del Marqués de Monistrol que se plantó durante la II Republica en 1932 y que da nombre a la Plaza de las Moreras.

Mezcla de frondosas, encinas a pinos piñonero

Son pequeñas zonas donde coexisten 2 o 3 clases de árboles: predominan frondosas y en menos proporción encinas o pino piñonero adulto. Entre las frondosas aparecen mayoritariamente acacias (Gleditsia triacanthos), ailantos (Ailanthus altissima), plátanos (Platanus hybrida) y algunos fresnos u olmos aislados.

Normalmente ocupan áreas con pendientes moderadas o aterrazadas, próximas a caminos y el estrato arbóreo es bastante denso, de ahí que no exista prácticamente estrato arbustivo exceptuando rebrotes de encina (Quercus rotundifolia) y pequeños pinos (Pinus pinea). Entre las herbáceas aparecen gramíneas (Aegylops ovata, Dactylis glomerata), cardos (Eryngium campestre), rumex (Rumex sp.).

También existen zonas donde aparecen mezcladas distintas especies de frondosas. La más representativa es la que existe próxima a El Lago donde aparecen juntos plátanos (Platanus hybrida), chopos (Populas nigra), olmos (Ulmus pumila) y negundos (Acer negando).

Sotos y riberas

Los sotos, bosques de ribera o galería, son asociaciones vegetales muy complejas, constituidas por diferentes especies arbóreas adaptadas a mantener sus raíces en la capa freática y a soportar la erosión aluvial. Presentan una organización catenal respecto al cauce, es decir, existen una serie de bandas paralelas al río, entre éste y la vegetación climácica normal – encinar.

En función de la proximidad al río se pueden distinguir dos bandas fundamentales. En las inmediaciones del cauce, en contacto incluso con el agua, se sitúan las especies más exigentes en humedad y más resistentes a las crecidas: las saucedas. En una segunda línea, más próxima al encinar se desarrollan otras asociaciones menos exigentes en humedad: choperas, fresnedas y olmedas. En este apartado, nos vamos a referir solo a las saucedas, porque fresnedas y olmedas han sido analizadas anteriormente.

Las saucedas son formaciones en las que el estrato arbóreo está protagonizado por el género Salix, y entre ellos los que viven en las riberas. Unos son de talla arbustiva (Salix atrocinerea) y otros pueden alcanzar 8 metros (Salix alba, Salix elaagnos, Salix fragilis y Salix vinimalis). Normalmente, las saucedas forman una estrecha banda en contacto con el agua cuya altura oscila entre los 2 y 6 metros. En ocasiones, pueden invadir los islotes.

Son importantes desde el punto de vista ecológico porque contribuyen a atenuar los efectos erosivos de las crecidas, poco frecuente en la Casa de Campo, fijan los márgenes del cauce y disminuyen los efectos de la erosión.

La vegetación acompañante es densa y variada. En el estrato arbóreo aparecen distintas especies de chopos (Populas alba, Populus deltoides, Populus nigra) que no llegan a configurar una chopera propiamente dicha. Además, existen algunos sauces llorones [Salix bobylonico) introducidos y fresnos (Froxinus ongustifolio). El estrato arbustivo está colonizado por multitud de zarzas (Rubus ulmifolius), y en el tramo superior del arroyo de los Meaques aparecen saúcos aislados (Sombucus nigra) o formando rodales (Sambucus racemosa), también algunos majuelos (Crataegus monogyno). Además dentro del cauce crecen espadañas (Typho lotifolia) y epilobios (Epilobium angustifolium), en los márgenes hay ortigas (Urtico urens y Urtica dioia), madreselvas (Lonicera etrusca y Lonicera periclimenum), rúmex (Rumex sp.) y otras herbáceas (Galium glabra, Galium palustre, Cyperus longus y Solanum dulcamara).

Formación vegetal arbórea higrófila

Son asociaciones vegetales con carácter higrófilo, que necesitan abundante humedad edáfica pero no se asientan en las proximidades de ningún arroyo. En ellas aparecen árboles caducifolios aislados formando bosquetes, en su mayoría choperas (Populas alba, Populas deltoides). Cuando aparecen aislados son chopos negros (Populus nigra), fresnos (Froxinus ongustifolia), almeces (Celtis australis) y negundos (Acer negando).

En el estrato arbustivo aparecen algunos majuelos (Crataegus monogyna), saúcos (Sambucus nigra), zarzas (Rubus ulmifolius), rosales (Rosa canina, Rosa corymbifera). También hay juncos (Scirpus holachoenas). Entre las herbáceas, hiedras (Hederá helix) y ortiga (Urtica urens).

Hay que mencionar, que en el arroyo de Vallipuente (Rodajos) en la zona en la que ahora se desarrolla este tipo de formación, hubo antiguamente una huerta de la que quedan algunas muestras: acacias que la delimitan (Robinia pseudoacacia) y melocotoneros (Prunus pérsica).

Formación vegetal de herbáceas higrófilas

Es una asociación vegetal higrófila en la que predomina el estrato herbáceo, aunque aparecen algunos árboles aislados. Normalmente, surge como etapa de degradación de la parte más alejada al cauce de un bosque de ribera. Pueden persistir algunos árboles aislados de dicho bosque primitivo, entre ellos fresnos (Fraxinus angustifolia), chopos (Populus nigra) y también incluye algunos ejemplares de la zona próxima donde existe vegetación climácica, encinas (Quercus rotundifolia).

Al ser etapa de degradación, en el estrato arbustivo aparecen retamas (Retama sphaerocarpa) y el estrato herbáceo tiene aspecto de pastizal con cardos (Onopordum illynicum, Picnomon acarno, Carduus crispas, Carduus tenuiflorus…), umbelíferas ruderales (Foeniculum vulgo re, Férula communis…).

Encinar

El encinar (Quercus rotundifolia) es la vegetación climácica (equilibrio con el clima) de la Casa de Campo, es decir, en condiciones normales sería la que ocuparía toda la superficie exceptuando las zonas húmedas que estarían ocupadas por bosques caducifolios. Son zonas caracterizadas, por la presencia de la encina, bien en forma arbórea o arbustiva. En el primer caso no aparece como bosque natural debido al uso recreativo, sino que tiene estructura adehesada, y cuando se trata de encinares arbustivos, son densos y enmarañados.

En las zonas más desnaturalizadas va perdiendo este aspecto para dejar paso a sus etapas de sustitución, aunque algo modificadas ya que la serie normal de degradación del encinar carpetano es el jaral (Cístus Iodanifer). Este ocuparía las zonas de erosión o recientemente quemadas, y en la Casa de Campo no existen. Dos factores pueden explicar esta ausencia: el suelo es demasiado compacto y relativamente rico en nutrientes y la vegetación aquí ha sido conducida a series pastorales, en la que no tiene razón de ser el jaral por ser una zona de formación vegetal leñosa. Sólo quedan vestigios de lo que debió ser el jaral en una zona del Encinar de la Encina de San Pedro en el que aparecen algunos ejemplares cobijados bajo las encinas.

El estrato arbustivo está construido por majuelos {Cratoegus monogyna), retama (Retama sphaerocarpa), labiérnagos escasos (PhIlyrea angustifolia) y rebrotes de encina (Quercus rotundifolia).

En el estrato herbáceo aparecen esparragueras (Asparagus acutifolia) bajo las encinas, ortigas (Urtica dioica y Urtica urens), gramíneas (Aegylops geniculata, Avena sterilis, Cynosurus echinatus, Dactylis glomerata, Stipa lagascae, Vulpia ciliata), rubeáceas (Rubia peregrina, Galium parisiense), etc. El pastizal que crece bajo las encinas ocupa desde la base de los troncos hasta los límites de la proyección de la copa debido acumulación de materia orgánica y la nitrofilia derivada de la transformación de la hojarasca y del aporte de desechos de la fauna que allí se refugia. En algunas zonas el encinar ha sido sistemáticamente repoblado con ejemplares procedentes de maceta, con una savia o a partir de bellotas. Así se pretende asegurar la continuidad de esta formación.

Encinar con frondosas

El encinar con frondosas aparece en las zonas de tránsito, de ahí su carácter mixto. Ocupa la franja que existe entre la vegetación caducifolia y el bosque esclerófilo propiamente dicho, que es el que predomina. Entre las frondosas que acompañan a la encina (Quercus rotundifolia) se pueden encontrar, fundamentalmente, fresnos (Fraxinus angustifolia) en las proximidades de los sotos o zonas húmedas, robles (Quercus pirenaica y Quercus robur) y olmos (Ulmus campestris) en las proximidades de las antiguas olmedas.

No existe sotobosque. Sólo aparecen algunas herbáceas acompañantes y rebrotes de los árboles anteriormente citados y de encina. Entre las herbáceas aparecen gramíneas, umbelíferas y cardos. Estas zonas están siendo repobladas con encinas (Quercus rotundifolia), fresnos (Fraxinus angustifolia) y robles (Quercus robur) entre otros.

Encinar con pinos piñoneros

El encinar con pinos piñoneros (Pinus pinea), aparece en zonas en las que el encinar había sido aclarado y fueron repobladas con pinos. Predominan las encinas (Quercus rotundifolia) y sus rebrotes. En estas asociaciones, no aparece sotobosque debido a su uso recreativo y a la influencia de los pinos que con sus acículas acidifican el suelo. Pueden aparecer retamas (Retomo sphaerocorpa) en zonas que empiezan a degradarse. También pueden encontrarse esparragueras (Asporogus ocutifolius) bajo las encinas. En el estrato herbáceo aparecen gramíneas. Para asegurar su supervivencia, se están repoblando con encinas (Quercos rotundifolia) y pinos (Pinus pinea).

Encinar con cipreses

Son zonas de encinar primitivo que se había degradado y para sanearlo se repoblaron con cipreses (Cupressus orizonico). Predominan las encinas (Quercus rotundifolia) y sus rebrotes y los cipreses forman bosquetes. Al asentarse en áreas degradadas, son zonas con poco suelo. Además, las arizónicas existentes provocan con sus hojas la acidificación del suelo. Por todo ello, no existe sotobosque. Sólo aparecen algunas retamas (Retomo sphaerocorpa) que indican el estado de regresión en el que se encuentran estos encinares. Además, en una zona próxima a la Cantera Municipal aparecen algunos prunos (Prunus cerasifero pisordii) y endrinos (Prunus spinosa). También se ven cipreses (Cupressus sempervirens) aislados. En el estrato herbáceo aparecen gramíneas, y umbelíferas.

Encinar con pinos y cipreses

Son zonas mixtas de encinar primitivo degradado pero predominante y bosques perennifolios de repoblación de pinos (Pinus pinea) y cipreses (Cupressus sempervirens). Al ser encinares degradados y al tener la influencia de las acículas de pino son zonas sin sotobosque. En el estrato arbustivo sólo se ven rebrotes de encina (Quercus rotundifolia) y algunas retamas (Retama sphaerocorpa). El estrato herbáceo es muy pobre debido al escaso suelo que es además ácido.

Repoblación joven de encinar

Las repoblaciones desde el año 1990 de encina (Quercus rotundifolia) se han desarrollado a partir de ejemplares de maceta con una savia o a partir de bellotas. Normalmente, estas repoblaciones se han realizado en retamares o eriales antiguos con la intención de regenerar zonas de encinar anteriormente degradadas. Aunque este objetivo no se ha cumplido en algunos casos debido a la compactación del suelo y a problemas meteorológicos (heladas y sequías).

Pinar adulto

Los pinares adultos de la Casa de Campo son bosques de pino piñonero (Pinus pinea) que paulatinamente fueron sustituyendo a eriales al pasar a ser propiedad de la Casa Real (año 1561). Este árbol es una especie típicamente mediterránea. No tolera la sombra, especialmente los ejemplares jóvenes; es muy resistente al frío y a la sequía. Prefiere suelos arenosos, sueltos y profundos. Es un árbol interesante, desde el punto de vista ecológico ya que contribuye a la fijación del suelo y a la reconstrucción de cubierta vegetal en terrenos erosionados. En contadas ocasiones constituyen la vegetación climácica (equilibrio con el clima), sino que ocupan zonas que corresponden al dominio del encinar. Actualmente estos pinares no presentan sotobosque debido a dos razones fundamentales: la influencia acidificante de sus acículas y el uso recreativo y abusivo de las bicicletas, que suelen tener estas zonas. Tanto el sotobosque como el tapiz herbáceo han sido sustituidos por las acículas que forman una capa espesa, seca y peligrosa por su pirofília y por favorecer ciertas enfermedades fúngicas (Armillaria mellea y lophodermium pinastri).

En algunos casos, es posible ver pequeños rebrotes de las encinas originales; si se potenciaran estas zonas se convertirían en masas jóvenes de encinar que es la vegetación potencial. Finalmente, hay que reseñar que en el área próxima al Depósito de Aguas o Estanque Repartidor existe una agrupación de plantas higrófilas, debido probablemente a la cercanía de la capa freática. Al ser una vaguadilla aparecen entre otros, juncos (Scirpus holoschoenus), rosales (Rosa canina y Rosa corymbifera) y zarzas (Rubus ulmifolius).

Pinar con árboles aislados

Existen en la Casa de Campo bosquetes de piñoneros centenarios (no más de unos doscientos años) de indudable valor (En los Llanos y la Piñonera, Pinar de las Siete Hermanas, en la Capellanía del Albiñar, En Valdeherreros y los Barros). En conjunto, los piñoneros ocupan cerca de la mitad de la superficie de la Casa de Campo.

El impacto resulta, pues, desfavorable por la extensión ocupada, pero también con efectos favorables por la protección dada al suelo y a las jóvenes encinas que han ido creciendo bajo su protección, de una forma mucho más marcada que en el caso ya antes comentado de los cipreses de Arizona.

Plantados en lugares no siempre adecuados, incluso anegadizos, han servido para crear una cubierta arbórea que parece solicitar una sucesión lo más natural posible. La densidad del pinar, incluso tras las claras y podas efectuadas, resulta excesiva, por lo que son frecuentes los pies dominados, inclinados, tortuosos y sin esperanza de vida. En 2021 se vio esta inadecuada actuación al no soportar los pinos el peso de la nieve debido a su mala conservación y poca distancia entre ellos.

Los pinares adultos tienen su origen en el siglo XIX, en estas zonas el pino piñonero (Pinas pinea) predomina y convive con otras especies arbóreas. Estas especies codominantes son algunas veces las propias del terreno donde se asienta el pinar: encinas (Quercus rotundifolia) y fresnos (Fraxinus angustifolia). En otros casos, los árboles acompañantes son los cipreses (Cupressus arizonica) utilizados en las repoblaciones recientes y frondosas exóticas: moreras (Morus alba), ailantos (Ailanthus altissima), acacias (Gleditsia triacanthos)… Son zonas pobres en las que el único representante arbustivo significativo es la retama (Retama sphaerocarpa), que aparece como etapa de sustitución del encinar primitivo.

Pinar adulto con estructura de repoblación

Son pinares adultos, de pino piñonero (Pinus pinea) en los que aún persiste la estructura en cuadrículas que indica su origen artificial. La vegetación acompañante es prácticamente nula.

Repoblación adulta de ciprés

Son bosques artificiales que fueron creados con posterioridad a la Guerra Civil (entre los años 1940 y 1950), aunque ya antes de la Guerra Civil había ejemplares crecidos, por su resistencia a la sequía y fácil arraigo. En ellos la especie arbórea utilizada fue el ciprés de Arizona (Cupressus arizonica) y en menor proporción el ciprés común (Cupressus sempervirens) que aparece entremezclada con el anterior.

Estas especies se caracterizan por su valor ornamental, pero evitan que se regenere el encinar porque son repoblaciones muy densas en las que los rebrotes de encina tienen escasa viabilidad. El ciprés aparece hoy mayormente en la zona norte, en las laderas del Cerro de las Garabitas y, mezclado con cedros, en Cuatro Caminos. En los últimos años se ha procedido a extraer un gran número de cipreses de Arizona en las zonas donde se habían repoblado, pero ha resultado insuficiente.

Repoblación joven de pinos piñoneros

Son pinares artificiales creados para repoblar las zonas de la Casa de Campo que en su origen eran retamares considerados zonas devastadas en los años 1940-60. En ellas los pinos (Pinus pinea) miden aproximadamente 12 metros. En general se asientan sobre antiguos retamares y presentan una estructura densa y una diversidad muy escasa debido a la influencia acidificante de las acículas sobre el suelo. El estrato arbustivo es muy pobre. Sólo aparecen encinas arbustivas. No existe estrato herbáceo debido a la gran cantidad de pinocha acumulada en el suelo.

Repoblación joven de pinos piñoneros con encinas y cipreses

Son repoblaciones posteriores al año 1940 en las que se utilizó pino piñonero (Pinus pinea) fundamentalmente. En algunas zonas también se plantaron algunos cipreses (Cupressus arizonica) aislados o formando bosquetes. Además, persisten algunas de las encinas originales (Quercus rotundifolia) o sus brotes. El suelo es muy pobre. No aparece vegetación arbustiva ni herbácea.

Repoblación de pinos y cipreses

Son repoblaciones posteriores al año 1940 en las que se utilizaron pinos (Pinus pinea) y cipreses (Cupressus arizonica), a partes iguales. Tampoco aquí aparece vegetación

Repoblación de pinos piñoneros, pinos carrascos y cipreses

Son repoblaciones en las que se plantaron pinos de dos clases (Pinus halepensis y Pinus pinea) entremezclados con cipreses (Cupressus arizonica), para regenerar zonas que ocuparon las trincheras de la Guerra Civil de 1936. La especie que predomina es el pino piñonero y la menos abundante es el pino carrasco. Se asientan en zonas de encinar, pero están muy empobrecidas. No aparecen otros estratos.

Repoblación de pinos carrascos y piñoneros

Son bosquetes artificiales en los que predominan los pinos piñoneros (Pinus pinea) acompañados por algunos pinos carrascos (Pinus halepensis). Es una repoblación cercana a la tapia norte, por encima del Portillo de los Pinos.

Repoblación de pinos carrascos

El pino carrasco (Pinus halepensis) fue plantado también en los años cuarenta del pasado siglo, pero en zonas más pobres y resecas, a veces entremezclados con piñoneros, como en el pinar cercano al Portillo de los Pinos. Algunos ejemplares añosos pueden verse, entremezclados con los piñoneros, en las cercanías de El Lago. El principal impacto, como en el caso del pino piñonero antes comentado, deriva de la extensión que ocupa, aunque el número de carrascos es mucho menor.

La repoblación pura con pino carrasco es muy densa y ocupa aproximadamente 2 hectáreas. Los pinos sobrepasan los 6 metros de altura. Se encuentra próxima a la tapia en el norte de la Casa de Campo. No existe estrato arbustivo. El estrato herbáceo es un pastizal y la mayor parte del suelo se encuentra cubierta por las acículas.

Retamar

El retamar (Retama sphaerocarpa) es una comunidad vegetal que representa una etapa de degradación avanzada del encinar climácico. En la Casa de Campo está extendido debido al uso de la finca como cazadero de liebres con galgos desde finales del siglo XIX y alguna actividad como el pastoreo porque la retama suele ir acompañada de vegetales de tipo cespitoso formado por hierbas vivaces y anuales. El retamar en el siglo XIX representaba el 60% de la Casa de Campo, frente al 3% actual. A pesar de su carácter regresivo es importante porque disminuye los efectos de la erosión sobre el suelo. Además, en las raíces de la retama se simbiotizan diversas especies de Rhyzobium capaces de incorporar al suelo el nitrógeno atmosférico, que es cedido a las plantas acompañantes.

No existe sustrato arbóreo ni arbustivo. Dominan las retamas y bajo ellas el estrato herbáceo está constituido por gramíneas principalmente (Aegylops geniculata, Avena sterilis, Bromus sp, Dactylis glomerata, Mélica ciliata, Poa bulbosa), tréboles (Trifolium sp y Medicago sp), (Erodium cicutorium), algarabía (Eufrogio latifolia), etc. La activa reproducción de estas herbáceas es positiva porque coloniza las brechas del terreno, resiste al pisoteo y es poco pirófita. Antiguos nombre nos evocan grandes retamares como el llamado Retamar Grande que ahora es un pinar.

Retamar con pinos piñoneros

En estas zonas el retamar (Retamo sphaerocarpa) dominante está acompañado por el pinar al que sustituye, aunque quedan algunos ejemplares de pino piñonero (Pinas pinea). En algunas zonas además aparecen algunas encinas arbustivas (Quercus rotundifolia). También existen cipreses (Cupressus sempervirens) aislados en un retamar próximo al Teleférico en el Cerro de las Olivas.

En cuanto a la vegetación acompañante no existen otros arbustos. Las herbáceas son fundamentalmente gramíneas.

Retamar con encinas

Son retamares (Retama sphaerocarpa) que han sustituido a la vegetación climácica, el encinar (Quercus rotundifolia), de la que aún quedan algunos ejemplares o formando pequeños rodales. La vegetación acompañante es muy escasa y queda reducida al estrato herbáceo colonizado mayoritariamente por gramíneas y otras plantas típicas de eriales. Entre ellas se observan cañaeja (Ferula communis), cardos (Sylibum marianum, Carduus ternuiflorus). En general, la comunidad tiene carácter nitròfilo. Crece con extraordinaria rapidez, pero se agosta en verano, muy sensible al fuego.

En algunas zonas se pretenden recuperar estas áreas mediante repoblaciones. Para ello se han utilizado, en la mayoría de los casos, frondosas: fresnos (Fraxinus angustifolia, Fraxinus excelsior, Fraxinus ornus), acacia (Gleditsia triacanthos) y ailantos (Ailanthus altissima).

Erial

Los eriales son zonas de máxima regresión, posteriores al retamar. En ellos, no existe estrato arbóreo ni arbustivo. Solo permanecen algunas herbáceas que le dan aspecto de pastizal. Normalmente, estas áreas aparecen como etapa de regresión del retamar. Otras veces aparecen como resultado de una erosión superficial muy acusada, formación de taludes (vías de ferrocarril y metro) o en los bordes de camino.

Algunas veces es posible ver algún árbol que indica la comunidad vegetal primitiva de ese lugar. Estos árboles aparecen aislados, entre ellos: fresnos (Fraxinus angustifolia), olmos (Ulmus minor) en las zonas más próximas a arroyos, pequeñas encinas (Quercus rotundifolia) en el comienzo del encinar. En determinadas áreas se pretende recuperar la vegetación. Para ello, se procede a repoblaciones de las especies que han sido sustituidas -olmos y fresnos- u otras adaptadas a las mismas condiciones -ailantos y almeces-. No debe confundirse con praderas que en su momento eran de pasto para ganados como el Prado de Valcarnicero, La Solana de Valdeza o el Paraje de Algoroz en Rodajos.

Alineaciones

Las alineaciones son zonas verdes en las que la vegetación, siempre arbórea, se dispone a lo largo de una acera o camino reliquia de la antigua misión de la Casa de Campo como jardín de Palacio y lugar de recreo. En estas zonas, las masas de los árboles suelen ser monoespecíficas. Las especies más empleadas son acacias (Gleditsia triacanthos), moreras (Morus alba), pinos piñoneros (Pinas pinea), plátanos (Platanus hybrida) y castaños de Indias (Aesculus hippocastanum) que a veces acompañan a las anteriores, aunque sin formar por sí solas una alineación. También había alineaciones de olmos (Ulmus minor) ya desaparecidas. Los ejemplos mejor conservados son el Paseo de los Plátanos, el Paseo de los Castaños, el Paseo del Piñonero y algunos dentro del Bosque de la Faisanera y Viveros.

Algunas veces se pueden encontrar alineaciones de frondosas mezcladas de acacias (Gleditsia triacanthos) con plátanos (Platanus hybrida) y ailantos (Ailanthus altissima), o intercaladas con falsas acacias (Robinia pseudoacacia) y moreras (Morus alba).

Zonas ajardinadas

En la Casa de Campo existen, dos tipos fundamentales de zonas ajardinadas: las que se ubican en las inmediaciones de las instalaciones de recreo y las que aparecen en las vías de comunicación. Entre las primeras se encuentran los alrededores de El Lago y los aparcamientos del Zoo y del Teleférico. En estas zonas predomina la jardinería de tipo inglés. Se caracterizan por la existencia de praderas de césped en las que aparecen otros elementos salpicados.

Áreas singulares de vegetación

Existen zonas dentro de la Casa de Campo que se pueden considerar áreas singulares por su interés botánico y por ser representativas de distintas unidades fisiográficas, entre otras se pueden destacar las siguientes:

Arroyo de Antequina

Se localiza en la zona norte de la Casa de Campo, atravesándola de oeste a este. Se trata de un ecosistema de ribera (saucedas, fresnedas); en algunas zonas muy enmarañado debido a la presencia de zarzales-espinales y trepadoras que le dan un aspecto muy «silvestre». En este ecosistema sitúa la tradición celta a las hadas como Melosina.

Cerro de las Garabitas

Es uno de los puntos más alto de la Casa de Campo (676 m). Desde allí se puede contemplar una bonita panorámica del Parque y de la ciudad de Madrid y su entorno En la ladera norte se observa un encinar denso achaparrado y en la ladera sur existen encinares con pinos piñoneros y algunas retamas.

Encinar de la Encina de San Pedro

Es el encinar más denso y mejor conservado. En la actualidad se encuentra cerrado al público y ha sido declarado Zorra de Regeneración y “Repoble Forestal».

Las Moreras

Es un bosquete de moreras (Morus alba) ampliado durante la II República, importante por la superficie que ocupa y por su interés ornítico.

Bosque de la Faisanera

Abierto al público. Se pueden encontrar algunos árboles ornamentales de avanzada edad sobre todo plátanos (Platanus hybrida). y otros que sólo existen aquí y no fuera del recinto, entre ellos algunos tilos (Tilia platyphyllos), madroños (Arbutus unedo), bojes (Buxus sempervirens) y un cedro (Cedros deodara) de grandes dimensiones.

Pinar de las Siete Hermanas

Bosque de pinos piñoneros (Pinos pinea) plantado en el año 1859 y constituido por grandes ejemplares de hasta 25 m de altura. Es una zona muy frecuentada por los visitantes lo que condiciona su estado de conservación y un acceso de asfalto que lo atraviesa.

El Robledal

Es un bosque de quercíneas que se desarrolla en paralelo al tramo medio del arroyo de los Meaques en su margen izquierda. En él coexisten distintas especies de robles (Quercos pubescens, Quercus pyrenaica y Quercus robur) y algunos fresnos (Fraxinos angustifolia). Se encuentra deteriorado como consecuencia del intenso uso social y de distintas plagas de cerambícidos.

Arroyo de Vallipuente o Rodajos

Es un bosque ripario denso gracias al cauce del arroyo que a veces disminuye, pero nunca desaparece. Está constituido por una vegetación enmarañada con un sotobosque de zarzas, rosales y majuelos, así como por frágiles y numerosos sauces (Salix sp.) y chopos (Popolos nigra) y álamos (Popolos alba) muy longevos. Es muy importante desde el punto de vista ornítico gracias a que es poco frecuentado.

Arroyo de los Meaques

En su tramo superior, antes de entrar en el Zoo, presenta un bosque de ribera típico. La antigua olmeda se ha quedado reducida a unos pocos pies debido a la grafiosis. Más cerca del cauce, la orla espinosa es muy tupida constituyendo una zona de refugio y alimentación para las aves. También existen numerosos sauces (Salix sp.), algunos chopos (Popolos nigra) y álamos (Populus alba). A continuación, aparecen fresnos (Fraxinos angostifolia) de grandes dimensiones con algunos álamos (Populus alba) entremezclados.

Además de estas áreas singulares, existen otras formaciones vegetales destacables en la Casa de Campo:

Agrupación de espinos majuelos

Existe en la olmeda del arroyo de los Meaques un pequeño bosquete de majuelos (Crataegus monogyna) singular por el número de arbolillos que aparecen juntos, ya que en otras zonas similares solo se ven ejemplares dispersos. También dentro de la olmeda del arroyo de Valdeza existe una agrupación de majuelos muy densa, donde aparecen alrededor de 40 ejemplares alineados en una franja de aproximadamente 200 m de longitud y 5 m de anchura. La altura media es de 3,5 m.

Juncales

Son comunidades que sólo se desarrollan en suelos húmedos, más o menos encharcados, en terrenos que corresponden a una olmeda, o encinar. En ellos no existen plantas leñosas. Son frecuentes los hermicriptófitos y geófitos rizomatosos A pesar de que los juncales son etapas de sustitución de la vegetación climácica, son interesantes al ser comunidades de gran diversidad. Además, ofrece una estructura no propicia al fuego y que permanece verde en verano. Entre los juncales se pueden distinguir dos asociaciones según donde se asientan:

Juncales de matiz atlántico, en suelos cenagosos, casi encharcados, muy nitrofilos Compuestos por (Juncus inflexus, Mentha longifolia, Ranunculus repens, Lolium perenne, Lolium pratense), etc. Es una asociación poco frecuente y en peligro de extinción en la Casa de Campo debido a la erosión peatonal y ciclista, la desecación de numerosas fuentes y la creación de zonas de recreo en los fondos de los valles donde se localiza. La principal comunidad se encuentra en el Bosque del Ruiseñor antiguo curso del arroyo del Vadillo.

Juncales en zonas secas, sin encharcamiento permanente. Dominados por junco churrero (Scirpus holoschoenus). Otros componentes habituales son Typha angustifolia, Typha latifolia, Carex divisa, Carex vulpina, etc. Con este juncal, a veces, se mezcla un pastizal raso, cespitoso donde son frecuentes Trifolium sp, Cynodon dactylon, Lolium perenne, Mentha rotundifolia y Rumexsp.

Masa de cedros

Masas donde el cedro del Himalaya (Cedrus deodara) aparece como especie dominante, en algunos de los casos es la única especie arbórea presente. Como especies arbóreas acompañantes, siempre se encuentran el ciprés de Arizona (Cupressus arizonica) y el pino piñonero (Pinus pinea). Una de estas zonas se encuentra próxima a la Vereda Vieja (camino de Somosaguas).

Después de este resumen solo nos queda precisar que:

Para conocer mejor la vegetación de la Casa de Campo es conveniente conocer su evolución histórica. Entre los siglos XI y XXI, antes de ser propiedad de la Casa Real, los terrenos se dedicaban a cultivos: huertas en los fondos de valle, viñedos en los suelos arenosos, cultivos de secano en las zonas más pobres y olivares en las laderas de solana.

Las últimas repoblaciones han sido predominantemente y en este orden: de pinos, encinas, olmos, plátanos, y algunos taráis.

Habría que poner un cartel diciendo «No repoblar con pinos». Ni siquiera las zonas afectadas por la tormenta de nieve de enero de 2021.

  • En este trabajo no se contempla el Club de Campo, Parque de Atracciones, zoológico, centro de acogida MENAS, ni los Recintos Feriales.

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