Reja de la Guadaña


Llamada también Reja de los Meaques. Es la primera Reja de la Tapia Oeste.


Esta Reja histórica, en uso sobre un arroyo sin cauce, recupera la denominación que recibía el Arroyo de los Meaques hasta ese lugar; Arroyo de la Guadaña. Y se le llamaba así al Arroyo por pasar sobre un prado de guadaña, lugar donde se abastecía el ganado después de que los pastores cortaran los pastos. Había también prados de bocado donde se dejaba pastar al ganado libremente.

Hay que tener en cuenta que por estos lugares pasaba la Cañada Segoviana.

La Reja de la Guadaña comienza su obra en 1766 cuando el asentista Gerónimo de Albaro firma el contrato para realizar las obras de la tapia oeste ya en el reinado de Carlos III.

La reja cuya construcción era independiente de la tapia fue construida por una cuadrilla liderada por Manuel Rodríguez.

Su diseño lo describe el arquitecto Ventura Rodríguez y Fernando Moradillo en un minucioso informe.

Se trata de una interesante construcción hibrida de puente y puerta que tenía que resolver el problema de permitir el paso del agua de las riadas de los arroyos y a la vez impedir el acceso de personas o salida de la caza, para lo que se realizaban unos portones cerrados con rejas de hierro abatibles.

Se trataba de unos huecos abiertos en la tapia de cerramiento mediante arcos rebajados de ladrillo dispuestos en sucesivos sardineles. En el interior presenta machones masivos de refuerzo de la tapia entre los tres arcos y al exterior tajamares como los puentes.

Reja de la Guadaña vista desde el interior de la Casa de Campo.

La Reja de la Guadaña como hemos dicho consta de tres huecos rematados con arcos escarzanos siendo el de mayor tamaño el del centro.

Dispone de un sistema de reja de hierro abatible que permite el giro en caso de acumulación de objetos durante las riadas.

Reja de la Guadaña vista desde fuera de la Casa de Campo

Es interesante saber por los documentos, incluso qué herrero construyó la reja y cuanto pesaba:

En noviembre de 1767 hay una factura del cerrajero y herrero Francisco Ávila de tres rejas para el Arroyo de los Meaques que pesaron 131 arroba y 5 libras.

Consideradas en algunos documentos como puentes, antes no tuvieron mucha consideración arquitectónica ya que se las excluía de los inventarios.

Hay que decir que estas obras, normalmente, pasaban desapercibidas entre la maleza que las cubría, lo cual beneficiaba el tránsito de alimentos a través de ellas para evitar pagar aranceles. Sabido es que a unos metros más abajo, fuera de la Casa de Campo, estaba el portazgo de las Ventas de Alcorcón.

Son obras de un diseño y cálculo importante ya que de su funcionamiento dependía la estabilidad de la tapia en los momentos de crecida de los arroyos.

La reja en 1977. Foto: LBM1948 W. Commons

La Reja de la Guadaña fue restaurada en 1983 dentro del Plan de Saneamiento Integral de Madrid y unida más tarde a la cerca por uno de sus extremos de la que estaba separada y por el otro con un portillo.

Informe presentado el 9 de agosto de 1766 sobre la Reja de la Guadaña por:

Don Ventura Rodríguez académico de la insigne academia de San Lucas de Roma, actual director de la Real de San Fernando y arquitecto Mayor de esta Villa de Madrid y sus fuentes. Don Francisco de Moradillo arquitecto de su Majestad y de su Real Furia: Don Juan Antonio de Castro alarife de Madrid y de los nombrados por el Real y Supremo Consejo de Castilla; y Don Andrés Rodríguez maestro de obras:


De orden verbal del excelentísimo señor Duque de Medinaceli hemos visto reconocido y medido la obra de la cerca de la Real Casa de Campo que está ejecutando el maestro Don Gerónimo Albaro y compañía y da principio donde termina la antigua en las inmediaciones y detrás de la Venta de Alcorcón, formando un ángulo entrante al pasar lo nuevo de lo viejo, y llevar su dirección la línea de lo nuevo entre poniente y norte hasta que después de pasar el Barranco que recoge las aguas llovedizas que entran en el bosque de la misma Real Casa, forma ángulo saliente y vuelve otra línea con dirección al norte y pasa de la otra parte del Arroyo de los Meaques en el cual está dividida la obra y falta para unirla ejecutar una línea de 54 pies por cimiento y 63 por arriba en que se ha dejado paso de agua de dicho Arroyo, cuya porción de fábrica no se incluye en estas medidas, por la misma razón de no estar aún hechas, y toda la que está ejecutada costa de un vaciado de tierra, cimientos y cajones de mampostería de pedernal y cal, pilares de mayor y menor con verdugo, de cal y ladrillo y su albardilla de piedra berroqueña. Hallose construida toda la dicha obra con la solidez que requiere para su duración, y habiendo usado de los medios que permite el arte para la exactitud y justificación de la medida, particularmente en los cimientos, que por estar ocultos en la tierra no es fácil averiguar a punto fijo su cantidad, hallamos que el sólido de toda la obra que por el referido Don Gerónimo de Albaro y compañía se ha ejecutado, compone 95.609 pies cúbicos (equivale a toda la Tapia Oeste desde el Medianil a la Reja de Meaques) sin distinción de clases todo junto, porque así se nos ha informado está hecho el ajuste con los asentadores en cuya cantidad se incluye 17.774 pies y cuarto cúbicos de fábrica que contiene el cimiento de la porción de cerca que pasa sobre el Barranco y las manguardias que contienen el terreno de los costados para dejar paso al agua en tiempos de lluvia debiendo prevenir que el vano del arco donde se ha sentado la reja no se ha de falcado en esta medida y que se ha dejado su importe por justo equivalente al asiento de dicha reja batiente y esquinas de piedra berroqueña cimbras para la construcción de otros arcos y formación de este en su oblicuidad; no quedándonos duda en que las que ocurren siempre en estos casos de no poder reconocerse del todo los términos de la profundidad de los cimientos en terrenos irregulares como el de esta obra. Sin embargo de la caticalas que se han abierto para la mayor justificación van favorables a los asentistas para que no aleguen motivo alguno de queja contra esta medida; sobre que debemos exponer se ha medido y dado por concluido enteramente la obra expresada aunque faltaban en algunas paredes la albardilla y acabar de cerrar la pared sobre el arco del citado barranco y es cuanto en cumplimiento de este encargo debemos declarar.
Madrid y agosto 9 de 1766.

Firman Ventura Rodríguez, Francisco de Moradillo, y Antonio de Castro”. Archivo General de Palacio. Legajo nº 9. Caja38.


Una vez que hemos llegado al paraje más alejado al oeste de la finca, no podemos irnos sin ver

El Puente de la Culebra, a escasos metros de este lugar y ver el nacimiento de la Cacera Sur o de Meaques y el Arca del Agua.

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