LA FALTA DE AGUA EN LA CASA DE CAMPO
A mediados del siglo XIX el agua empieza a ser un problema en la Casa de Campo, sobre todo cuando se acometen formas de explotación cada vez más dependientes del agua como son: huertas, viveros y explotaciones agrarias y ganaderas.
Entre el año 1808 cuando los administradores de la Casa de Campo realizan un informe en el que afirman que el agua de los arroyos es suficiente para las necesidades de la finca, y otro que se realiza en el año 1871 en este último informe parecido al anterior dice que resulta insuficiente el agua de la finca para acometer ciertas reformas agrarias.

LA CACERA DEL SUR
Parte de esta Cacera ya estaba construida cuando Fernando VI amplió la Casa de Campo, posiblemente solo se trataba de un canalillo de tierra, sobre esta cacera antigua se edificó la Cacera Sur que aún perdura. Para ello se repararon los tramos ya existentes y se aumentó su longitud hasta hacerla llegar a las zonas que antes estaban separadas, es decir la Casa de Campo de Felipe II y la de Fernando VI. Este nuevo trazado se hizo en tiempos de Isabel II, siendo intendente de la Casa de Campo Martín de los Heros.
Las obras dieron comienzo el 11 de marzo de 1843, el proyecto que se presentó entonces tenía una longitud de 14.123,13 metros y un coste de 285. 839 reales y 25 maravedíes, ya que no sólo se trataba de una obra paralela a las aguas del arroyo de los Meaques hasta alcanzar la zona de la Torrecilla, sino que la cacera se bifurcaba en sucesivos canales para llegar a los sitios donde se requería agua.
Se tardaron dos años en construirse, el 23 de junio de 1845 se da por finalizada.
La Cacera Sur se nutría principalmente y en su comienzo de una mina que salía cien metros fuera de la tapia de la Casa de Campo y que recogía un alumbramiento bajo el arroyo de los Meaques, cuyo caudal era en 1905 de 18 litros por segundo. Después de pasar la tapia y por medio de un tubo llegaba hasta el Arca del Agua, para continuar al descubierto, aunque en algunos tramos susceptibles de quedar enterrados la cacera se convertía en una galería o mina de ladrillo de unos 60 centímetros de altura y otro tanto de anchura, en reformas posteriores se canalizó con tubo de cemento.

A la vez la Cacera se nutría de otras aportaciones sirviéndose de minas de agua que se sumaban a las del arroyo de los Meaques. Para llegar a su destino el agua debía de pasar por acueductos como el del Puente de la Cacera sobre el arroyo de Vallipuente, el del Barranco de La Madejera o el de la Zorra
En el año 1920 se amplía con un nuevo trazado o canalillo de tierra en su origen y se desvía este reguero a través del Puente de la Culebra que queda dividido, la mitad izquierda hacia Madrid de paso y la otra de cacera. El canalillo iba entonces por la margen derecha del arroyo de los Meaques a más distancia para conservar la altura y evitar que el arroyo lo cubriera, al cruzar el Puente del Batán este nuevo ramal se unía a la cacera histórica en las proximidades de la Casa del Batán.
En el Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España de Pascual Madoz 1848 se dice:
“marchando desde su entrada en la posesión por una cacera de fábrica bien construida que tiene de longitud de 5.159 varas lineales, hasta desembocar en los estanques de estas se hicieron 1.764 varas dicho año 1845 en cumplimiento de una real orden de 26 de febrero de 1843, con el objeto de conducir las aguas por la parte más alta para prolongar los riegos todo lo posible, habiéndose logrado con esto el aumento de plantío y viveros que se encuentran en el mejor estado”.
En el trabajo “Memoria de la labor realizada por el primer Ayuntamiento de la II República Española, de Manuel Muiño Arroyo publicado en 1933. Se dice refiriéndose a la Cacera Sur: “La cacera tiene cuatro compuertas para el reparto de las aguas, empieza en la parte occidental de la Casa de Campo y en la reja de la tapia recibe las que bajan de la citada posesión y de los Meaques. Está construida con solidez y buen material de ladrillo. Mide una línea de metros lineales 14.123,13, de los que 1.848,18 metros lineales están cubiertos de fábrica.

Según datos tomados del Archivo de la Administración de la Casa de Campo, costó la cantidad de 285.839 reales y 25 maravedises, satisfechos para pagos de jornales y materiales en la época desde el 11 de marzo de 1843 a 23 de junio de 1845. En el sitio de la Charca de Húmera, próximo a la Plazuela de las Siete Hermanas, comienza un ramal de cacera vieja que riega todos los paseos, calles y plazuelas inmediatos a la fuente y cerramiento que se denominaba del Príncipe, hoy convertido por la demolición de su cerca ruinosa en una de las más bellas plazoletas de la finca. La extensión de esta cacera descubierta, que recibe las aguas de otra por medio de una compuerta, es de 1.538,62 metros lineales, hasta verter en El lago Grande, teniendo vestida de ladrillo 345,18 metros lineales, ignorándose su coste y la época en que se hizo”.
En los años 1960-68 aún se utilizaba esta acequia para regar zonas repobladas y las ramificaciones que regaban calles o paseos como el de los Plátanos o el de los Castaños.
En la actualidad la Cacera no puede utilizarse por su deficiente conservación. Sería una buena obra recuperar este traslado de aguas único en Madrid y que además aún hoy podría tener utilidad.

Depósito de Aguas
En realidad, es un depósito de aguas del Canal de Isabel II. Su construcción data del reinado de Alfonso XII y su finalidad era la de proporcionar abastecimiento de agua para el riego en toda la finca cuando faltara el agua aportada por los arroyos
Está situado en la loma del Cerro de Murat en la esplanada donde estuvo en su tiempo la Era de Cobatillas
El proyecto se debió a José Pérez Sanjuán y antecede el Depósito al de la mejora de las caceras que realizará el mismo arquitecto.
Antes de que se diera esta solución, en 1876 se proyectó trasvasar agua del río Manzanares a la Casa de Campo con un sistema de norias ideadas por el ingeniero José López Vargas que no se llevaría a cabo.
En diciembre de ese mismo año el ingeniero José Morer y Abril diseña la construcción de un sistema de distribución de aguas del Canal de Isabel II para la Casa de Campo.
Al final la obra de distribución de aguas en la Casa de Campo comienza con el proyecto de construcción, cerca del cerro Murat, de un gran aljibe al que suministraría agua el Canal de Isabel II o del Lozoya y una caseta de distribución del agua, casilla de construcción neomudéjar llamada Repartidor, que aún existe, en cuyo interior están las llaves de paso.
El proyecto completo uniría este depósito con las caceras o acequias y acueductos, proyecto que realizará José Pérez Sanjuán en el que se recoge unir la Cacera del Sur que tenía una longitud de 2.250 metros desde el arroyo de los Meaques al Reservado con la Cacera Norte a través de la Escalerilla del Lozoya en el Pinar de las Siete Hermanas.
Las obras se concluyen en el año 1878.
La capacidad del estanque era 6.500 hectolitros en el año 1916 y se llenaba a través de una conducción de agua del Canal de Isabel II.
El lugar se rodeó de un Cenadores y área de recreo para los monarcas.

Al Depósito de Aguas, pronto se le quiso dar una utilidad económica y para ello, el 27 de mayo de 1891 se realiza un ensayo de repoblación piscícola trayendo tres mil alevines de trucha de la piscifactoría del Monasterio de Piedra. La experiencia la llevaron a cabo los ingenieros de montes Rafael Breñosa y Tejada y Bernabé Michelena y Urbina. Debido a factores de adaptabilidad de las truchas el experimento no tuvo éxito.
En la actualidad se mantiene seco y sin ningún uso.

CACERA DEL NORTE
Un año después de inaugurado el Depósito de Aguas del Canal de Isabel II, sale a subasta pública, el 15 de septiembre de 1879, la obra de unir este depósito con todas las zonas de riego o necesitadas de agua.
Con un valor de salida de 10.338 pesetas con 42 céntimos. EL proyecto que sale a subasta es del maestro de obras José Pérez Sanjuán entre 1879 y 1881.
La Cacera Norte es un complejo hidráulico que en su origen y revisando el proyecto, vemos que contaba con una red de con dos caceras, 23 regueros y 210 arquetas de las que se podía sacar agua para regar. Todo este complejo quedaba unido a un gran aljibe, ya construido, al que suministra agua el Canal de Isabel II y que por medio de una caseta de distribución del agua controla el abastecimiento de las caceras.


Su proyecto y construcción se produce durante el reinado de Alfonso XII (1857-1885).
Nacimiento de la Cacera Norte
El Intendente de la Real Casa Fermín Abella y Blave se reúne en diciembre de 1876 con el ingeniero de caminos canales y puertos José Morer Abril para diseñar la construcción de un sistema de distribución de aguas del aún reciente Canal de Isabel II para la Casa de Campo.

En honor a la verdad hay que decir que Antonio Cortés Llanos fue el primer impulsor de la obra, pero al jubilarse el proyecto quedó en manos de Fermín Abella y Blave y José Morer Abril los dos especialistas en el tema; el primero autor del libro “Manual de aguas y riegos” y otros sobre canales y conducciones, y el segundo con trabajos editoriales como “Conducción y distribución de aguas potables en la antigua Roma y en las naciones modernas” publicado en el año 1867.
El proyecto completaba la reciente construcción del depósito o alberca de agua, de donde partiría la distribución norte y sur de las caceras, que tenían como principal cometido llevar agua a la Casa de Vacas, a la Casa de los Pinos y unir las dos caceras, la Norte y la Sur.
Cuatro años más tarde, el 30 de septiembre de 1883 el director de las obras el ingeniero Carlos Varela y Acuña oficial intendente de la Casa Real lo da por finalizado. Después de muchos ensayos, el complejo hidráulico de 22 kilómetros con dos caceras, 23 regueros y 210 arquetas se pone en uso.

La obra tuvo que salvar dificultades como el arroyo de Valdeza, para lo cual se construyó un interesante acueducto, hoy conocido como Puente Colorado y los célebres escalones o Escalerilla que amortiguaba el caudal de agua en su descenso de nivel al unir la Cacera Norte y Sur desde los Cerros de las Olivas (teleférico) al pinar de las Siete Hermanas.