Recordamos que en nuestros estudios de la toponimia de la Casa de Campo siempre tuvimos este nombre en nuestras investigaciones, pero ningún responsable de la Casa de Campo nos dio respuesta a este nombre tan sugerente. En los archivos de Palacio no encontramos ninguna referencia a este topónimo.

En el callejero de Madrid sin embargo encontramos el Camino de la Capataza dentro de la Casa de Campo y en la hemeroteca de la Biblioteca Nacional encontramos ya referencias a un lugar de la Casa de Campo llamada La Capataza en 1915 y por fortuna y gracias a una noticia que fue portada de periódicos de la época encontramos esta información:

Al fin pusimos nombre y apellidos a esta Capataza que tanto trabajo nos costó encontrar.

Una mujer con una historia detrás que a muchos nos gustaría conocer…

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¡Qué maravilla!

Un oficio que ya no existe se conserva como topónimo en la Casa de Campo de Madrid:

LA CAPATAZA

Os contaremos un poco de su historia y la de aquellas mujeres que ejercían este trabajo, nosotros conocimos personalmente a una de ellas.

Todo empezó con el paso de la Vía del Norte por la Casa de Campo:

La Compañía de los Caminos de Hierros del Norte de España fue creada el 29 de diciembre de 1858, aunque ya en 1856 tenemos noticias de los estudios que se estaban realizando en la Casa de Campo para el Ferrocarril del Norte.

Los problemas que suponía poner en la Plaza de España la estación, por el desnivel que debía de superar el tren, acabó por buscarse una zona más baja, al nivel del río, en las faldas de la Montaña del Príncipe Pio.

Este problema llevó a tener que pasar las vías de los Ferrocarriles del Norte por la Casa de Campo, en forma de trinchera con 2.896,97 metros de longitud de este a norte.

A Isabel II le dieron una suma de dinero y un canon anual a la Corona.

Pero las consecuencias medioambientales pronto se manifestaron: incendios producidos por las máquinas de carbón, la dificultad para la caza al tener que sortear la trinchera y sobre todo la segregación que produjo en la Casa de Campo, segregación que aún hoy padecemos.

Aunque la línea completa Madrid San Sebastián se inauguró el 15 de agosto de1864, desde 1861 ya pasaban trenes por la Casa de Campo al abrirse el tramo de 51 kilómetro que unía Madrid y El Escorial.  

Aprovechando el paso de la línea férrea por la Casa de Campo se convino en hacer un apeadero en dicha finca para ser utilizada por los monarcas:

Era costumbre que cuando algún personaje de importancia recorría este trayecto se parara en el apeadero y fuera agasajado por los Reyes si estos se encontraban en la finca.

La llegada del ferrocarril trajo consigo, a parte de los continuos incendios, nuevos puestos de trabajo que, aunque pertenecían a los ferroviarios del tren del Norte, se desarrollaban en la Casa de Campo. Uno de estos puestos fue el de capataz o capataza de vía, puesto que se encargaba sólo de uno de los dos pasos a nivel que se habilitaron para cruzar las vías del Tren del Norte a su paso por la Casa de Campo.

En el kilómetro 3 estaba la casilla de la vía, hoy aún están las ruinas, donde vivía La Capataza. Era normal que este puesto lo cubrieran las mujeres de los empleados del ferrocarril.

La Casilla de la Vía situada junto al Arroyo de la Soledad y los Almendros, pronto se la conoció como la de La Capataza, igual que al camino que bajaba del Depósito de Aguas, camino que durante la Guerra Civil 1936-39 sería pavimentado con cemento y utilizado para proveer de ayuda a las tropas cercadas en la Ciudad Universitaria.