Con esta fuente el Ayuntamiento republicano empieza a poner nombres de aves a una serie de fuentes; mirlo, cotorra, gorrión etc.

Pertenece a la primera promoción de fuentes 1932 que se construyeron en tiempos de la II República.

Su diseño se debe a Manuel Álvarez Naya y José de Lorite que en muchos casos modificaron fuentes que ya existían o se valieron de elementos de las antiguas fuentes.

En las fuentes se percibe el aire modernista de estos arquitectos, con formas que ahora vemos un poco simplificadas ya que después de la Guerra Civil 1936-39 se las despojó o perdieron parte de sus adornos. Lo podemos ver comparando las fotografías de ante y en la actualidad.

En su origen esta fuente fue un manantial que hoy permanece seco, está situada en una zona umbría y húmeda ya que este era el curso del antiguo Arroyo de Valsequillo.

Su carácter de manantial se sabe por la situación pegada al suelo de su grifo.

En diferencia con la Fuente de la Salud, también de manantial, esta recibía el agua a través de una mina que llenaba un depósito que al rebosar afloraba a través de un caño. Similar a la Fuente del Zarzón.

Como curiosidad en la foto de 1932 observamos al lado derecho hay una de las piedras que rodeaban la Fuente del Príncipe y que se utilizaron de asiento una vez que la Glorieta del Ruiseñor se la despojó de su diseño antiguo. Estas piedras están ahora en su sitio original en la Fuente del Príncipe.

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Siguiendo esta trayectoria del Paseo del Piñonero tenemos que fijarnos no solo en la belleza de este asombroso paseo de centenarios plátanos, sino en la tapia al otro lado de la fuente. Así descubriremos la Puerta de Enmedio que en tiempos tuvo su propia casilla de guarda.