Cerro de las Garabitas

CERRO DE LAS GARABITAS

No tener en cuenta los nombres que Google utiliza en su mapa.

VER SITUACIÓN EN Google Maps UTM 30T 435820.58 m E– 4476257.35 m N. Está situado en el corazón de la Casa de Campo formado por dos cerros con una altura de 676 m, se accede a ellos de muchas maneras, ya que ocupan la parte central del parque entre el Cerro de Murat y el Camino de Antequina.

La proliferación de retamas que hubo en su momento dieron nombre a este cerro

Sin lugar a duda hay un cerro, que en realidad son dos unidos, el Cerro de las Garabitas que a todos se nos viene a la mente como referente de todos los cerros, veintidós, que existen en la Casa de Campo

Por eso vamos a comenzar por este Cerro de las Garabitas nuestro recorrido por los cerros de la Casa de Campo.

Cerro de las GARABITAS.

En origen, el nombre de estos cerros era de las Arabitas o Aravitas, posiblemente, es una teoría, haciendo alusión a los arévacos ese pueblo celtibérico del que derivan nombres como Aravaca, tan cercana a este enclave. No se trataba solo de un cerro, sino que había un sitio amplio que se conocía como de Aravitas.

Sin embargo y a pesar de que ahora los conocemos con otro nombre, la primera cita que tenemos es del 23 de julio de 1725 en las escrituras de compra del Príncipe de Asturias Fernando, hay se le nombra como Cerro de las Aravitas. La primera escritura que contempla el nombre de Cerro de las Garabitas, se produce el 11 de agosto de 1744 y a partir de entonces y hasta 1750 comparten los dos nombres hasta que en 1750 toma definitivamente el de Garabitas.

Se compran estos cerros junto a otras tierras a José Florencio de Leza Rojas y Pantoja, Marqués de Valdecerrada como patrono de la Memoria y Obras Pías el 6 de octubre de 1744 por 67.866 reales de vellón y 20 maravedíes. Las tierras pertenecían al Mayorazgo de Gonzalo de Cáceres. Pero en la realidad el dinero lo recibió fray Alonso Rodríguez, de la orden de San Benito del Monasterio de San Martín de Madrid.

El Depósito de Aguas que ahora se encuentra en el Cerro del Repartidor, en principio se propuso que estuviera situado en el Cerro de las Garabitas, existe en el Archivo General de Palacio, dentro del proyecto de José Pérez Sanjuán de la cacera norte de 1883, un estudio donde se propone esta ubicación en el apartado titulado:

«Tanteo de conducción de aguas al Cerro de Garabitas»

Con planos y gráficos, donde se muestra la manera de llevar agua al Cerro y desde allí repartirla por toda la finca. Al final se desechó la idea.

1942 Cerro de las Garabitas

Se produce con Garabitas un proceso muy común en la toponimia que es buscar un significado a lo que nombramos, si Aravitas había perdido su significado popular se le sustituye por un nombre que sí significa algo. Garabitas significa retama o también espeso de matorrales de robles o bastos donde sestea el ganado, lo que indica que estos cerros estuvieron llenos de retama. Es menos posible que su nombre aluda a la hembra de un perro garabito.

Los dos cerros que forman el Cerro de Garabitas sirven de división a los cuarteles los Pinos, Torrecilla y Cobatillas. Su nombre está ligado en el imaginario popular a la Guerra Civil de 1936-39 al convertirse en un lugar privilegiado de observación y ataque con artillería, tanto de la Casa de Campo como de Madrid por parte de las tropas sublevadas. En sus laderas aún permanecen los surcos de las trincheras y edificaciones donde es muy normal encontrar restos de munición.

Panorámica de Madrid desde el Cerro de las Garabitas en 2022 y durante la guerra.

OPERACIÓN GARABITAS

Un extraordinario relato de lo que Luis de Vicente Montoya, su autor, llama la otra batalla de Madrid.

Si te interesa los pormenores de esta operación militar sucedida en la Casa de Campo durante la Guerra Civil 1936-39, lee este minucioso estudio realizado sobre los preparativos de la operación y el retrato de todos los actores que intervinieron en la batalla.

Restos de antitanques y tricheras

José Pérez de Barradas hizo de este cerro parte de sus investigaciones hallando piezas de gran valor.

Hoy superficialmente es fácil de hallar restos militares de la Guerra Civil 1936-39

Islotes con sus trincheras en el Cerro de las Garabitas año 1939

En su cima se encuentra una de las dos torres de vigilancia de incendios que existen en la Casa de Campo. La encina y pinos son los principales pobladores de lo que antes fue un retamar.

Su altura lleva a los ciclistas a su cima, cosa poco recomendable dado que perjudican este cerro con los senderos nuevos que abren en su descenso. Algún día habrá que cuestionarse este acceso.

Señales tomadas del libro de Daniel de Linos Lage:

«Lo que yo haría en la Casa de Campo»

En la cima de Garabitas me encuentro con Carmen Caro la sobrina nieta de Pio Baroja, ella como nosotros ama la Casa de Campo y la recorre a caballo cuando puede, de sus cabalgaduras por la Casa de Campo escribió una especie de diario titulado «Diario de una amazona en la Casa de Campo».

Así describe la subida al Cerro de las Garabitas:

«… para que los caballos no se agoten, en vez de enfrentar la subida a Garabitas por el repecho más inclinado que es el que da al estanque y a Madrid, hacia el este, hemos subido por la media ladera que mira al sur. Me acuerdo una vez que bajaba con un «novato» de Garabitas por ese lado, realmente escarpado, y su caballo poco menos que rodó cuesta abajo…»

Un comentario en “Cerro de las Garabitas

  1. Antes que cuestionarse los accesos de las bicicletas, hay que cuestionarse el acceso en coches a la Casa de Campo.

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