Galería de las Burlas

No tener en cuenta los nombres que Google utiliza en su mapa.

VER SITUACIÓN EN Google Maps UMT 30T 438559.02 m E – 4474539.55 m N. Situadas a la izquierda de Palacete de los Vargas en el Jardín Reservado de Felipe II.

Galería de las Burlas

El nombre que recibe este emblemático conjunto renacentista es el de:

La Lonja o Galería de las Burlas

y está unido a la Gruta del Dios de las Aguas o Fuente de Neptuno.

El conjunto, con algunas precauciones, se puede atribuir a Juan Bautista de Toledo, con la intervención de Pedro Juan de Lastanosa como autor del proyecto.

Esta galería renacentista es de la época de Felipe II y junto con el Palacete de los Vargas, es la construcción más antigua de la Casa de Campo.

Tanto la Lonja y Gruta, como los jardines formaban parte de la zona conocida como el Jardín Reservado de Felipe II, inspirado en los modelos italianos del siglo XV y XVI y se atribuyen, por darles más prestigio, a Gaspar de Vega y a Juan Bautista de Toledo, cosa poco probable ya que no existe documentación de que alguno de los dos arquitectos proyectara la Galería de las Burlas o Lonja. Además su muerte es anterior a la realización de la obra

Si bien pudieron dejar instrucciones de su construcción antes de su muerte.

Sin embargo, tenemos documentación de que Juan Antonio Sormano fue el decorador de las fuentes y gruta.
La Galería de las Burlas contaba con dos salas, las de las Burlas y la del Mosaico, con techos semicirculares orientadas al costado oeste del jardín; sus espacios interiores estaban cubiertos por bóvedas sostenidas por filas de columnas y pilares, y su decoración consistía en elementos de estuco inspirados en temas mitológicos y con materiales añadidos tomados de la naturaleza.

La Lonja estaba llena de fuentes, surtidores y esculturas.

De las dos salas con las que contaba, solo queda ahora la situada más al norte hacia el interior del Jardín Reservado de Felipe II; Sala de las Burlas y La Gruta de la Fuente de Neptuno o Dios del Agua, como lo nombra Texeira. Aunque sabemos por los documentos que hubo una sala muy apreciada que fue la Sala de los Mosaicos como la nombra Texeira en su plano y que era la primera sala al sur o a la izquierda del conjunto.

Esta obra quedó abandonada y sin citas documentales, sobre todo la Gruta, hasta que el Superintendente General de la Casa del Rey se dirige a José Álvarez del Valle, veedor de la Casa de Campo, diciéndole que el primer mayordomo le había manifestado que era intención del rey que se dejasen «desembarazadas las casas situadas en la entrada del bosque de la Casa de Campo y encima de la Gruta». En esas casas vivían seis empleados que se indica sean trasladados fuera del bosque en la Venta de Alcorcón, Puertas de Castilla y la Faisanera Vieja.

El 3 de junio de 1809 Villanueva al que se le encargan las obras de demolición de las habitaciones de los jardineros, descubre la Gruta y le hace un techo de pizarra.

Puesto de Guarda construido sobre la Sala del Mosaico
El momento más triste para este conjunto se produce en 1876, cuando el arquitecto José Segundo de Lema derriba la Sala del Mosaico dedicada en ese momento a casa del guarda de la Puerta del Castaño, por encontrarse esta en ruinas. En su lugar construye la garita neomudéjar o Puesto de Guarda que aún se conserva.

En 1926 Miguel Velasco Aguirre nos cuenta que:

“Aún subsiste parte de su arruinada fábrica, destinada a lavadero, mostrando como únicos restos de su decoración primitiva algunos arcos y hornacinas adornadas con bajorrelieves muy destruidos».

Cuando la Lonja era un almacén de Jardinería en 1995

En el año 1995 unos trabajadores retiraban las rejas y puertas metálicas que servían de entrada a la Galería de las Burlas para su puesta en valor.

Todos conocíamos este lugar y el uso que se le daba a la Lonja, pero sólo unos pocos sabíamos que era una de las construcciones más importantes de la Casa de Campo construida en tiempos de Felipe II.

Durante muchos años, los amantes de la Casa de Campo, nos habíamos interesado solamente en proteger la naturaleza de este lugar, dejando aun lado su historia y el patrimonio que en ella hubo y aún se mantenía.

Aquí empezó una nueva visión de la finca que pretendía ampliar su conocimiento como Real Sitio y recuperar la identidad perdida.

Vamos a esforzarnos para contaros lo que eran La “Lonja” y La “Gruta” del Jardín Reservado de Felipe II en la Casa de Campo de Madrid, y tenemos que hacer este esfuerzo porque lo que queda de este edificio no hace justicia con lo que en su momento fue.

La Lonja y La Gruta era una galería alargada y abierta al jardín, con arcos y bóvedas.

Servía de tránsito entre el jardín y el bosque.

Un lugar para descansar a la sombra en los días de verano y admirar su belleza.

Este tipo de edificación se puso de moda en el renacimiento y todos los jardines que se preciaran debían de tener su lonja y sobre todo una sala con juegos de agua.

La Gruta con la Fuente del Dios de las Aguas en 1995

En la Casa de Campo además se construyó una gruta que simulaba estar excavada en el desnivel o escalón entre el Jardín de Arriba o Bosque de la Faisanera y el Jardín Reservado. La Gruta estaba dedicada al dios Neptuno, que al fondo de ella yacía recostado en un pedestal.

En origen La Lonja eran dos salas principales, una la del Mosaico y la otra la de las Burlas, de las que solo se conserva la última.

Tanto en el exterior como en el interior, su decoración ha desaparecido prácticamente, dejándonos ver el ladrillo de sus techos y paredes y alguna que otra columna toscana que sujetan arcos rebajados de ladrillo.

Las hornacinas, ahora vacías, tenían en su interior figuras mitológicas, así lo dicen los que las vieron. De las fuentes manaba abundante agua traída de los estanques y repartida por conductos de plomo por suelos y paredes.

Así se recoge algunas informaciones sobre esta edificación: 

Es importante decir que esta obra gozó de gran prestigio y puede decirse que fue una de las obras preferidas de Felipe II como lo indica el que aparezca en el libro del siglo XVI de Pedro de Medina y Diego Pérez de Mesa:

 “Primera y segunda parte de las Grandezas y cosas notables de España”

El libro lo dedican los autores a Felipe II. Allí se describe la galería y la fuente de la Artillería de una manera muy elocuente y recurriendo a artificios literarios como la propia obra:

“Hay en esta casa y huerta mil maneras de fuentes, unas con grandes y otras con pequeños golpes de agua; y todas de extraña obra y artificio, que no solamente ponen admiración sino también extraño deleite y recreación. Hay unas de estas fuentes hechas en cuevas o grutas de tal obra, que hielan a los mejores entendimientos porque se aventaja tanto el arte, que no queda rastro suyo, todo pura obra de naturaleza. Y no está solamente el primor en esto sino en que sube tanto de quilates el artificio que hace que aquella ostentación natural de las grutas suba a lo que sumamente parece que podía subir naturaleza. Y cuando hombre ve aquella extrañeza de grutas se le ataja el entendimiento pareciéndole que, ni aun imaginando, se pudiera llegar adonde en aquella obra llegó el arte. Ellas dan tal representación con sus vistas, que arrebata y roba tras de sí todos los sentidos y el entendimiento de manera que al melancólico le hará llorar de melancolía y al hombre más difuso del mundo le suspenderán y recogerán como en un punto y al lascivo le despertarán mil súbitos afectos y pasiones impetuosas: y a cada uno que llegare a verlas le arrebatarán en extraño movimientos y furores tanta es la excelencia de la obra. Pues la lindeza y perfección de las estatuas de ninfas y otras cosas que hay en su tato admiran no menos que las grutas. Dejo una sala o pieza que por todas las junturas de los ladrillos del suelo salen mil hilos delgados y muy altos de agua cuando los que visitan esta casa entran allí descuidados del engaño y apacible burla, que les está guardada. Dejo otra fuente, que es un castillo muy armado y fortificado de artillería, a quien están asestadas a la redonda para batirle muchas piezas también de artillería grandes y pequeñas, que encomenzando por ambas partes el combate es cosa muy de ver la muchedumbre de caños de agua que de una parte a otra se tiran y tirándose se cruzan en aquella guerra y combate. Aquí los que por gozar más de la fiesta se llegan, participan de los daños de aquella guerra porque los hortelanos disparan otros tiros mayores, que están más lejos del castillo escondidos y disfrazados entre los ramos de algunas matas; y como estos tiros cogen entre sí y el castillo a los ignorantes de aquella pelea, hiérenles por las espaldas con muy gruesa munición de agua, haciéndoles huir y dejar el campo”.

Lope de Vega unos años después en su obra la Gallarda toledana, publicada en 1602, también describe La Lonja y La Gruta dedicándole 16 versos que unidos dicen:

«Vimos unas salas de agua, cuyos techos, guarnecidos de mil piedras, daban luces como rubíes y jacintos. Viste las paredes yedra, con sus hojas y racimos, donde está la cueva antigua y el dios del agua marino, que sobre juncos y helechos eternamente tendido, hace sudar a las piedras agua por dos mil resquicios, y cuya puerta acompañan dos ninfas en sus dos nichos de mármol blanco, y de quien hiciera historias Ovidio».

Y otra referencia importante de la Galería de las Burlas la encontramos en el diario de Cassiano dal Pozzo que se encuentra en la Biblioteca Vaticana a raíz del viaje que hizo con el cardenal legado Francesco Barberini a Madrid, visitando la Casa de Campo en siete ocasiones la primera en junio del año 1626, así describe la fuente de la Artillería y la galería:

“Una fuente de plomo, en forma de castillo, deja caer el agua de diversos surtidores haciendo sonar algunas campanillas puestas en las torres de las esquinas, y tiene una galería cubierta en cuyo piso hay un número grande de orificios que bañan malamente a los forasteros que entran, especialmente a las damas. Recuerda a la fontana del jardín de Belvedere del príncipe de Polonia”.

No queremos extendernos más sobre este emblemático lugar. Si quieres saber más descárgate este trabajo de hace unos años.

Un comentario en “Galería de las Burlas

  1. No conocía nada de toda esta riqueza arquitectónica y cultural que alberga la Casa de Campo. Todo está muy bien documentado y fácil de entender. La lectura se hace muy amena al relacionar la historia principal con otros apartados.
    Enhorabuena.

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