Puerta de Enmedio

No tener en cuenta los nombres que Google utiliza en su mapa.

VER SITUACIÓN EN Google Maps UTM 30T 437950.40 m E – 4474948.49 m N. La Puerta de Enmedio está en el Paseo del Piñonero y el camino que sube frente a la puerta hasta las pistas de tenis Camino de las Abejas.

Por Rafael Pulido Fernández

Puerta interior situada en la Tapia Oeste del Vivero en el actual Paseo del Piñonero.
Su nombre se debe a su situación en medio de la tapia entre la Puerta del Hondo y la de El Espaller.
Esta puerta de madera con tejadillo a dos aguas era muy característica en las puertas de menor categoría, su uso era normalmente para los trabajadores de la finca.

Puerta de Enmedio y el plátano que vemos en todas las fotografías

Similar a la Puerta del Hondo y la del Corregidor.

Era una de las pocas puertas interiores que tenía casa de guarda.

La Puerta es posterior a la construcción de la tapia ya que se ve que ha sido embutida en ella. Esto era muy característico de las puertas, el moverlas de sitio o hacerla en el lugar donde se necesitaban.

Puerta de Enmedio desde el Vivero 2021

Su carácter menor hace que estas puertas estén poco referenciadas y se desconozca tanto el autor de su diseño como el año de su construcción.

Aún se conservan las huellas de la Casa del Guarda en la nueva pared

Esta en concreto estaba construida para facilitar la entrada al abastecimiento de plantas para uso de los jardineros. por lo que tenía caseta de portero para controlar el material.

Por ella se accedía a la Casa de los Aragoneses donde se alojaban los podadores que cada año tradicionalmente durante los meses de poda venían a Madrid desde Aragón.

Puerta de Enmedio antes de su reforma de 1968

Eran hombres curtidos en la poda y hábiles en su oficio, así los describe un documento del siglo XIX.

Los podadores traían a sus esposas, ellas se encargaban de la comida y lavado de la ropa, así como de la limpieza de la Casa de los Aragoneses.

Los podadores se hacían acompañar de niños, que por su poco peso accedían a ramas inaccesibles para los adultos, eran normalmente hijos de los empleados diestros en subirse a los árboles. Así lo recuerda José Gamarra uno de los Renegados.

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