Marconi

El día 19 de mayo de 1912 llega a Madrid, estación del Norte, el ingeniero Guillermo Marconi, y al día siguiente por la mañana visita la Casa de Campo con un grupo de personas entre la que estaban José Echegaray, al que le costó subir la cuesta de la Torrecilla debido a su edad.

Echegaray profesaba una gran admiración por Marconi, el reciente premio Nobel, y ese mismo día por la tarde dio una conferencia y habló del invento de la telegrafía sin hilos, y lo útil que había sido en la catástrofe del Titanic de marzo de ese año:

“Gracias a las ondas eléctricas, el pensamiento humano corre libremente por el espacio difundiéndose a todo el mundo”

dijo Echegaray, que era, no solo un buen escritor, sino un gran divulgador científico.

Marconi frente a Echegaray

No sabía entonces Echegaray los compromisos que Marconi tendría con el pensamiento que iba a destruir Europa.

Marconi no solo venía a Madrid a que el Rey Alfonso XIII le colgara en su solapa la Gran Cruz de Alfonso XII por los servicios prestados a la Humanidad y a la Ciencia, sino también como empresario de la “Marconi’s Wireless Telegraph Company, Ltd.” de la que era fundador. Quería consolidar un proyecto para que la Real Casa instalase una antena de telegrafía para uso de Palacio y el lugar elegido por Marconi para ubicar la antena fue el cerro de la Media Luna a un lado de la Plaza del Picadero junto al Cementerio de Empleados en la Casa de Campo.

La antena sería de uso real y militar.

Entonces surgió un problema, la reina María Cristina en el año 1889 había firmado un acuerdo con el ejército para que en esa zona se volasen Globos Aerostáticos y la antena era un obstáculo a estas prácticas.

La reina Maria Cristina volando sobre la Torrecilla

También estaba en contra Leonardo Torres Quevedo que hacía los ensayos de un dirigibles en este lugar. Ya sabemos que el científico Torres Quevedo era asiduo de la Casa de Campo, donde venía a probar sus inventos; como el Telekino un autómata que ejecutaba órdenes transmitidas mediante ondas hertzianas, así como el buque-campamento y otros proyectos que no salieron a la luz.

A pesar de haber apalabrado a Marconi el lugar que él había elegido, al final no llegó a instalarse la antena en la Casa de Campo y el Rey se sirvió de las instalaciones de la carretera de Carabanchel donde estaba el Cuerpo de Ingenieros Militares y la Estación Radiotelegráfica de Carabanchel desde el 24 de abril del año anterior.

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