La Casa de la Puerta del Ángel se construye poco después de la puerta y son los arquitectos mayores los encargados de su diseño. En esta tenemos a Manuel de Molina como autor de la primera casa en 1738 y la última a Enrique Repullés Segarra en 1892.

La casa de portero existía allí donde el movimiento de paso lo hacía necesario.

A principios del siglo XIX había ocho porteros o vigilantes de los accesos en las diferentes puertas. Cobraban una cantidad de 3.285 reales cada uno. También existía la categoría de ayudante de portero.

Para saber el nivel de cada empleado con relación al sueldo diré que un médico cirujano cobraba 5.000 reales: el cura 6.000 reales; el sacristán y el maestro de escuela 3.300 reales; un sobreguarda 6.000 reales; un guarda a caballo 4.015 reales; los porteros 3.285 reales; un jardinero herborista 4.380 reales; un cabrero 3.285 reales y un ayudante de cabrero 2.920 reales.

En el REGLAMENTO PARA LA ADMINISTRACIÓN DE LA REAL CASA DE CAMPO, el tercer capítulo, artículos 25 a 28, se dedicaba a marcar las obligaciones de los Portero de la Real Administración.

 En 1784 se aprueba una Guía de los Porteros de la Casa de Campo.

Los porteros siempre estuvieron en el punto de mira de ciertas actividades ilegales como el matuteo y el contrabando.

La vivienda de los porteros estaba habitada por el portero y su familia. Si este moría, la casa la seguía ocupando su viuda o hijos que normalmente seguían haciendo el trabajo de porteros.

El 21 de enero de 1862 leemos la noticia de la muerte de los dos hijos del portero de la Puerta del Ángel, Cesáreo Sánchez debido a la enfermedad de Crup, un virus que inflama la laringe y la tráquea. Se habían contagiado en la escuela, donde se declaró una cuarentena de 20 días.

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