
No tener en cuenta los nombres que Google utiliza en su mapa.
VER SITUACIÓN EN Google Maps UTM 436942.26 m E – 4474388.40 m N. Situada en el Bosque del Ruiseñor entre el Paseo de los Plátanos y el de los Castaños.

Su nombre, similar a uno de los barrios más populares de Madrid, Barrio de Chamberí, procede en la Casa de Campo del homenaje que Fernando VI quiso rendir a su madre; María Luisa Gabriela de Saboya, que aunque nacida en Turín se sentía de Chamberí capital de la Saboya.
Hay muchas teorías sobre el momento en que este nombre empezó a utilizarse en Madrid, pero todas nos llevan al mismo personaje María Luisa Gabriela de Saboya una de las reinas más entrañables de España, madre de dos reyes, y que merece que se conozca su historia. PULSA AQUÍ.
En Madrid ya aparece el nombre de Chamberí en los planos de 1761 y 1785, lo que deja invalidadas muchas teorías sobre su origen..
Aquí en la Casa de Campo, esta plazuela forma parte de los nombres que Fernando VI utilizó para rendir homenaje, primero, a él mismo, con la Fuente del Príncipe construida en 1725 al ser nombrado Príncipe de Asturias, después con la Plazuela de los Siete Hermanos, como consecuencia de un documento que más adelante se verá. Entre las dos plazuela situó esta de Chamberí en honor a su madre.
Hay que recordar que el Príncipe Fernando, futuro Fernando VI, era el dueño de la Casa de Campo desde 1724, cuando su hermano el Rey Luis I se la regaló.

Plazuela formada dentro del Bosque del Ruiseñor y jalonada de olmos, fresnos y un cedro, reliquia de un pasado en el que estos árboles rodeaban la plazuela.
Penetrar en el estudio de cualquier lugar de la Casa de Campo es imbuirte en una historia llena de alicientes que siempre dejan un lugar a la imaginación y al recuerdo.
Antes de que esta plazuela se hiciera famosa por los maletillas, se utilizaba para llevar la leña de la poda. Luego esa leña se subastaba entre los interesados.




Quizá por esta popularidad que consiguió la plazuela en 1968, hace que Antonio Linares Sánchez proponga construir en ella una «Placita de Toros«. Con objeto de acoger y al mismo tiempo poder observar la maestría de los maletillas que en ella se entrenaban. La placita se construiría con tres filas de asientos para turistas y aficionados. El diseño corrió a cargo del arquitecto Director de Parques y Jardines Manuel herrero Palacios.

RECUPERACIÓN DE UNA PLAZUELA
Hace ya bastantes años que seguimos adelante con el empeño de recuperar aquellas plazuelas y glorietas que vienen reflejadas en los planos y documentos consultados en palacio y que estaban abocadas al olvido. Una de ellas era la Plazuela de Chamberí.
El detonante fue una repoblación incontrolada de pequeños olmos que pretendían rellenar lo que para los jardineros era una zona despoblada y estéril.
Como siempre, comenzamos por emitir un estudio pormenorizado de esta Plazuela de Chamberí que pocos sabían de su existencia y menos de su localización.
Los primeros pasos para recuperar la plazuela fue trasladar los árboles repoblados a otro lugar, después delimitar su diámetro.


Los motivos para recalar en esta plaza son muchos, y puede que este cruce de caminos te sorprenda con paseantes que van a otros lugares, pensativos y abrumados por el silencio del lugar. Los oídos, aquí, retienen melodías de aves cortesanas y algún que otro rumor lejano que traspasó las fronteras del aire.

Aquí por donde pasearon las más ilustres damas en busca de privacidad, aquí, que se sintió el bullicio y las concentraciones de gentes del cine, que rodaron muchas películas, siempre al clamor de los aspirantes a toreros que la utilizaban en verano para ensayar faenas al cobijo de una sombra protectora. Aquí, ahora, queremos evocar un tiempo que da valor al sitio histórico que llevaba a la senda irremediable del olvido.

A punto de terminar las obras que delimitarán los márgenes de la Plaza, ahora viene la repoblación de árboles, olmos como los que hay en su entorno.

Esta plaza que no debería estar aquí ya que ocupa zonas encharcadas de un arroyo desaparecido, aún sus aledaños rebosan al acabar el invierno con unas aguas que retornan a un lugar que era suyo. Ni debiera crisparla ningún ciclista de los que ensanchan los frágiles caminos.

Ya se han plantado algunos olmos, resistentes a la grafiosis, que delimitan la plazuela y el camino, como estuvo en otros tiempos.