En 1581 se presupuesta la compra de una campana de un peso de 237,5 libras para sustituir a una vieja. La sustitución se realiza en 1582: «… diez y seis mil y ochocientos y cuarenta ms que hubo de haber por una campana nueva… que peso doscientos y treinta y siete libras y media menos cuatro arrobas.» y como la anterior tendrá la utilidad de:

Servir para marcar los horarios de trabajo, llamar a misa o cualquier otra circunstancia como incendios o desgracias.

Todas las dichas personas que sirvieron o llevaren jornal de S.M. han de servir y trabajar desde el día de la Santa Cruz de Mayo hasta el día de Santa Cruz de Septiembre desde las seis horas de la mañana continuamente hasta dadas las once y desde la una siguiente hasta dadas las cuatro de la tarde y entonces descansarán media hora y desde las cuatro y media tornarán a trabajar basta puesto el sol y lo restante del año entrarán a trabajar a las siete horas de la mañana y lo continuarán hasta las once y desde la una siguiente hasta puesto el sol y al que no cumpliere así se le apuntará en las copias de cada semana las horas que dejare de trabajar para descontárselas al tiempo de la paga y de esto tendrá mucho cuidado el teniente que ha de hacer las nóminas de toda la gente y todos los jardineros, peones y otras personas que trabajaron dentro del dicho heredamiento entrarán y saldrán por la puerta principal de la Casa donde está el portero y no por otra parte so pena de perder los jornales de cada semana y tendrá cuenta el dicho teniente o el portero con que ninguno lleve más de lo que fuere suyo y todos los jardineros y arbolistas o lo demás que de ellos ser pueda posarán en la dicha Casa del Campo para asistir con más cuidado a lo que son obligados y regar en verano a las horas que convenga los jardines y plantas del dicho heredamiento y para que lo sobredicho se haga y cumpla así y que ninguna pueda pretender ignorancia al tocarse la campana…

La Casa de Campo era como un pequeño pueblo y no podía faltar la Campana que avisara de los distintos acontecimientos que sucedían en ella.

En 1618 se instala en el jardín un reloj de agua. Pero tres años después el 27 de agosto 1621 se desmonta, ya que las averías son frecuentes.

David Marselar superintendente de la Casa de Campo, hace un informe de las piezas de hierro y bronce procedentes del reloj de agua, así como de su campana.

La incorporación de un reloj no fue bien recibida ya que el personal desconfiaba de su puntualidad y además era una versión de reloj de agua que sufría muchos inconvenientes en invierno por las heladas.

En el siglo XVIII se sigue utilizando el Campanario de la Galería de las Burlas con la misma finalidad que en siglos pasados. Ya a principios del siglo XIX se alternan la campana de la Iglesia de la Torrecilla con la antigua pero que quedaba más desplazada por la ampliación de la Casa de Campo.

COMUNICANDO FUEGO OCURRIDO EN EL CUARTEL DEL MEDIANIL.

En 1839 vemos que aún se utiliza la Campana de la Iglesia:

Con bastante frecuencia encontramos referencias a incendios dentro de la Casa de Campo. En la investigación llevada para esclarecer el suceso, se llega a la conclusión de que fue provocado por un cigarro arrojado tras la cerca. Se anota en el informe que funcionó correctamente el aviso que estaba previsto hacer desde la Campana de la iglesia.

Hay que recordar que el Campanario tal como lo conocemos ahora es construido por el Arquitecto Mayor de Palacio José Segundo de Lema en 1876 y lo hace sobre la pared del anterior que se apoyaba en la Sala del Mosaico de la Galería de las Burlas.

A finales de siglo el 5 de julio de1894.

ADQUISICIÓN DE UNA CAMPANA. SUSTITUYENDO A LA ACTUAL, PARA AVISAR DE LOS HORARIOS Y EN CASO DE INCENDIOS.

«…para avisar las horas de trabajo y casos de incendio. » El presupuesto es de la Relojería Central de Canseco. Relojero proveedor de la Real Casa, uno de los nombres de prestigio en la relojería española. Se adjunta un folleto comercial, en tres páginas, bajo el título de Fábrica de relojes de torre, campanas y campanarios de hierro.

En este documento vemos que los relojes y las campanas estaban entre las ofertas para controlar las horas de trabajo y otros eventos en grandes extensiones.

El Campanario nos ha llegado sin la campana, pero aún conserva el yugo o contrapeso de madera, a pesar de haberse utilizado hasta bien entrado el siglo XX.